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A la paz por la verdad

Por Alejandro Mañes (antiguo alumno del Colegio San José de València) | Fotografía de portada: José Quintanilla

El día 24 de marzo es el Día Internacional del Derecho a la Verdad en relación con Violaciones Graves de los Derechos Humanos y la Dignidad de las Víctimas. Recuerdo entonces cuando asistí al acto de presentación del Informe, “A la paz, solo por la verdad”, del Tribunal Internacional para la Aplicación de la Justicia Restaurativa en El Salvador, celebrado en el Fòrum de Debats de La Nau de la Universitat de València, en el que participaba el relator y compilador del Informe, José Ramón Juániz, y el Presidente del Tribunal y de la Fundación por la Justicia, José María Tomás.

Salgo conmocionado por los relatos que hacen de las masacres cometidas en aquel país, matanzas a mujeres embarazadas, y otros horrores contra la indefensa población civil, principalmente indígena. Resuenan las palabras de las víctimas, que agradecen el encuentro con los jueces que han escuchado su dolor. Dicen que, solo por ello, ya se justifica haber continuado viviendo, para poder contarlo. Y dan gracias a Dios, y a los jueces, que igualmente lo agradecen, por haber podido estar allí, escuchar a las víctimas, reconfortarlas en su dolor, y poder testimoniarlo.

Niños empuñando sus armas junto con la guerrilla salvadoreña
Niños empuñando sus armas junto con la guerrilla salvadoreña

Las víctimas de El Salvador fueron masacradas sin más consuelo, sin más reparación que la que ahora les ofrecen unos jueces altruistas que, de manera desinteresada, entienden cumplen con su deber, acudiendo año tras año, en favor de la justicia universal, ofreciendo su testimonio en favor de la verdad. Paradójico resulta, que, cuando se pone en cuestión en El Salvador, la denominada Ley de Amnistía General, que contempla la impunidad por los asesinatos y las violaciones de derechos humanos cometidos en aquel país contra la población civil y religiosa, algunos puedan mirar hacia otro lado.

Una niña junto al cuerpo de una persona durante la Guerra Civil salvadoreña en 1980. Fotografía: Donna DeCesare, 1989
Una niña junto al cuerpo de una persona durante la Guerra Civil salvadoreña en 1980. Fotografía: Donna DeCesare, 1989

Hace ya unos años, visitó València, Jon Sobrino S.I., profesor “Honoris causa” por la Universitat de València, quien no fue asesinado en la Universidad Centro Americana UCA de El Salvador, por encontrarse ausente en aquel momento, quien cuestionó, en el Centro Arrupe, la globalización que sacrifica a los pueblos más pobres de la tierra con el silencio de los países desarrollados, como en su día ya dijera Ignacio Ellacuría S.I., rector de aquella Universidad, asesinado junto con otros cuatro jesuitas españoles, uno salvadoreño, y dos mujeres salvadoreñas del servicio doméstico, Elba y su hija Celina, de 15 años de edad, el 15 de noviembre 1989, hace pues 31 años, cuando la sentencia de la Audiencia Nacional, ha venido a condenar al coronel Montano por los asesinatos cometidos, según la querella presentada, junto a la Asociación Pro Derechos Humanos, por la de Antiguos Alumnos del Colegio jesuita de San José de València.

El documental, “El jardín de las rosas”, del director Alberto Pla, presentado en el Festival Human Fest de Derechos Humanos de València, tomando como referencia los citados asesinatos, reflexiona con profundidad sobre la situación de violencia que se vive en El Salvador y reivindica el derecho a la verdad para alcanzar verdaderamente la paz, con la reparación debida a las víctimas y con la reconciliación, entre todas ellas, a través de la justicia.

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