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Cuando se abre la puerta de la comunicación, todo es posible

«Lo que no se comunica no existe»

«La comunicación es una ventana de oportunidades»

«Comunicar es conectar nuestras historias vitales»

«La comunicación eficaz requiere de estrategia: objetivos, acciones y planificación»

«La comunicación lo es todo: lo que decimos y lo que no decimos»

Estas son algunas de frases célebres entorno a la comunicación. Una herramienta esencial en nuestras vidas, básica para el desarrollo de la humanidad, trascendental, pero también, en demasiados casos, olvidada, dejada de lado, sobre todo en épocas de crisis. La comunicación ha estado subestimada, pero también se ha usado para todo tipo de fines más o menos lícitos.

Al igual que se alerta de que sino participas en política, la política te la hacen» en comunciación pasa lo mismo. Sino comunicas, sino cuentas lo que eres, lo que haces, lo que piensas, otros lo harán por ti, u otros contarán lo que ellos y ellas hacen y, por tanto, tus metas, tus objetivos, tus deseos e ilusiones quedarán a un lado.

Comunicar es trascender, supone dar a conocer nuestros mensajes, ideas, acciones, objetivos y metas, pero también significa tener capacidad para ser escuchado y para escuchar. Hoy, más que nunca, con las redes sociales, con las posiblidades para recibir retroalimentación de nuestros mensajes y publicaciones, escuchar es fundamental. Pero también lo es comunicar de una forma planificada, eficiente y efectiva. Acercarnos al otro con empatía, con humanidad, más aún en la comunicación social, es otra de las claves.

La empatía en la comunicación social

Kimberly atiende a una paciente indígena guatemalteca en el centro de salud de Cobán. Fotografía: Alberto Pla

Como decíamos, en comunicación social la empatía, el ponerse en el lado del otro, el saber entender sus necesidades, es esencial para conseguir una buena comunicación. Al final, comunicar bien supone contar una historia, ahondar en los sentimientos humanos, pero también hacerlo con los medios adecuados tanto técnicos como humanos.

En la Agencia Alberto Pla-Proyectos de Comunicación Social fuimos pioneros, hace ya una década, en enforcarnos en esa comunicación centrada en el tercer sector, en la cooperación, en la solidaridad y la empatía hacia otras realidades, hacia otros lugares del planeta, pero también hacia lo que sucede en nuestros barrios, en nuestros pueblos.

Genet, la protagonista del documental. Fotografía de Alberto Pla
Genet, la protagonista del documental «Quiero ser como Genet». Fotografía de Alberto Pla

Hoy, diez años después, contamos con una amplia experiencia nacional e internacional y hemos contribuido a dar a conocer una gran diversidad de historias, de ilusiones como la de Kimberly, que soñaba con viajar a París y también con ser enfermera y lo logró gracias a la ayuda de la Asociación Coni, como contamos en el documental «142 pulsaciones».

Sonrisas como la suya, o como la de Genet, que pasó de no «atreverse a soñar» a estudiar Turismo en su Etiopía natal, con el apoyo de la Comunidad Misionera San Pablo Apóstol y ser referente y ejemplo para muchas otras niñas como ella, nos impulsan a seguir adelante, a buscar nuevas historias, nuevos sueños, nuevas esperanzas que sabemos que están ahí, esperando a ser descubiertas.

Sabemos que para comunicar también son necesarias las ayudas y proyectos como los que pone en marcha cada año la Generalitat Valenciana a través de sus subvenciones para proyectos de Cooperación Internacional, Acción Humanitaria o para la Educación para la Ciudadanía Global, más conocidas como EPD. Además, cabe destacar que las ayudas de Acción Humanitaria están abiertas hasta el próximo 20 de abril. Mientras que las de EPD permanecen abiertas hasta el próximo 6 de abril. 

Queremos seguir contribuyendo a contar historias como estas, pero también a concienciar a la ciudadanía valenciana y española sobre la importancia de apoyar la cooperación y fomentar la solidaridad en el mundo, más aún en tiempos complicados como estos donde a la pandemia de la Covid-19 hay que añadir realidades tan duras como las que se viven en Ucrania, en Siria o también en el Sáhara Occidental desde nos sonreía también otra niña, Atu, que es todo un símbolo de la resistencia y el valor de su pueblo.

 

 

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