La esclavitud está «oficialmente» abolida en la práctica totalidad del mundo desde hace décadas. No obstante, aún existen nuestro planeta diversos tipos y formas de esclavitud que, lejos de lo que podamos pensar, se dan más cerca de nosotros de lo que creemos y más frecuentemente de lo que cabría imaginar. Una de ellas es la trata de personas. Una lacra que afecta, sobre todo, a las mujeres, pero también a los menores de edad, tanto niños como niñas, y que organizaciones como Amar Dragoste tratan de abolir con todas sus fuerzas.
No obstante, intereses económicos, desigualdades, guerras y hasta cuestiones culturales influyen en que este delito, que es uno de los más graves en cuanto a la de violación a los derechos humanos, se mantenga y se perpetue.
Cada día 30 de julio se conmemora el Día Mundial contra la Trata de personas, el cual fue proclamado por la ONU en 2013. Este pretede concienciar a las personas y sobre todo a los gobiernos, acerca de la grave problemática que ha acarreado la expansión de este delito a nivel mundial.
Cuando pensamos en trata de personas, es común que nos vengan a la mente delitos como la explotación sexual. Pero esta también supone la explotación laboral, los trabajos forzados, la servidumbre doméstica, extracción de órganos o la mendicidad.
Se estima que en el mundo hay más de 12 millones de personas víctimas de este delito. Y existen, aproximadamente, 500 rutas de tráfico de personas, que se distribuyen por todos los continentes.
¿Cómo actuar contra la trata de personas?
Si nos preguntamos qué podemos hacer para combatir la trata de personas, es posible que lleguemos a varias conclusiones. En primer lugar, obviamente, no contribuir a la explotación sexual, laboral ni de ningún tipo. Pero también hay otras formas como colaborar con entidades como Amar Dragoste. Esta organización se fundó en 2010 y tiene como principal objetiv «combatir la desigualdad social y contrarrestar las condiciones de vulnerabilidad de las personas víctimas de trata o en riesgo de exclusión social».
Para tratar de lograrlo han creado una red de recursos y proyectos sociales por todo el territorio nacional, desarrollando equipos de trabajo especializados para la detección, prevención e intervención con las personas en riesgo de exclusión social y/o víctimas de trata.
La Casa Refugio de Amar Dragoste
Además, llevan a cabo iniciativas y campañas puntuales, y otras que se mantienen en el tiempo como su Casa Refugio. «Un lugar de esperanza y sanidad para las mujeres víctimas de trata que necesitan reconstruir su vida», como ellas mismas lo definen.
Una cafetería solidaria con las víctimas de trata
Otro de los proyectos de Amar Dragoste es la Cafetería Solidaria. Ubicada en Alcorcón, es un espacio cálido y acogedor no solo con las personas que van allí a consumir, sino con las que reciben lo que allí se recauda. Sí, porque estas consumiciones van destinadas a los proyectos sociales desarrollados por la asociación.
También se puede colaborar con otro tipo de donaciones y aportaciones como por ejemplo comprando algunos de los productos de su bisutería solidaria. Así como participando como persona voluntaria en alguno de los actos y actividades que organizan a lo largo del año. Así como siguiendo sus redes sociales y compartiendo sus publicaciones.
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