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Entre nubes densas

El Salvador se siente como una nube densa. Parece que la guerra que comenzó en los 80 no ha terminado, las heridas siguen abiertas, el gobierno está desorientado, los cantones –comunidades– tienen miedo, las víctimas son victimarios y al mismo tiempo víctimas de nuevo de su destino, y, los niños, los niños lo pierden todo.

El país vive detrás del sin sentido, del horror, detrás de un conflicto que parece no ha terminado con la prolongación de un enfrentamiento entre jóvenes que pierde el sentido cuando son los sin voz los que fallecen en las cunetas de las estrechas carreteras. El Salvador vive embarrado por la falta de oportunidades, el desempleo, las costosas o escasas plazas en las universidades, el absentismo escolar o el miedo. El miedo de ser el siguiente aunque nunca fueron el próximo.

Pero algunos no tienen miedo, o tienen el suficiente valor de anteponerse a él. Realmente, no lo sé. Pero lo cierto es que existen coordinadores, maestros, psicólogos o técnicos en distintas áreas que se organizan, crean y participan en programas para reconstruir el futuro de quien lejos de perderlo todo conviven muy de cerca con esa nube densa. Me acuerdo de Hugo y Joaquín, coordinador de Casa Maya y director del programa que asisten a jóvenes del cantón de Plan de Amayo –comunidad recientemente desplazada de sus hogares por la presión de las bandas– para formales en asociacionismo o artes escénicas para impulsar su creatividad y alcanzar a ver un futuro más próspero que la burbuja de la pandilla.

Me acuerdo de la expresión de Pedro, Santiago o Márquez, golpeados por el destino cuando les preguntas como se sienten trabajando en estos proyectos: aliviados, tranquilos, seguros, felices, realizados… y estas son, desde luego, expresiones positivas de todo el trabajo que se está realizando por parte de la ONG CESAL en convenio con la AECID (Agencia Española de Cooperación Internacional). Y detrás de CESAL, nuevamente, personas implicadas, resilientes, tan fuertes como lo son los jóvenes beneficiarios que se suman voluntariamente a los programas.

La nube es demasiado densa, es cierto. Pero existen organizaciones que se empeñan en buscar soluciones sin perder la esperanza. Por mucho que cueste, por mucho que pese. Por ellos, los salvadoreños, les merece más que la pena.

*Fotografía de cover panorámica de la comunidad de Sacacoyo
*Fotografía de portada del interior de la comunidad de Sacacoyo por unas vías que actualmente están inutilizadas.

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