Por: Gerard Sánchez / Fotos: Psicólogas y Psicólogos sin Fronteras
La ONG Psicólogas y Psicólogos sin Fronteras nació en Valencia hace más de 25 años y cuenta con gran experiencia en intervenciones de emergencia y también en cooperación internacional en países como Bolivia, Guatemala, Senegal o Colombia. Uno de sus proyectos con mayor proyección tanto en el tiempo como en su trascendencia es el de apoyo a mujeres víctimas de violencia de género en Bolivia. Un proyecto en el que la joven cooperante valenciana, Alba Aparicio, recién graduada en psicología, estaba colaborando desde octubre del año pasado hasta su repentino fallecimiento, causado al accidentarse la avioneta en la que viajaba desde la región amazónica de Beni hacia la capital. Desde allí iba a ser repatriada a España, al menos de forma temporal, debido a la pandemia ocasionada por el Covid-19. Este reportaje es nuestro humilde homenaje a su memoria y también al trabajo incansable de otros cooperantes en muchos otros lugares del mundo. Personas que eligen dejar atrás su vida, y su zona de confort, para mejorar las de otros de forma desinteresada.
Alba Aparicio fue seleccionada por su perfil y su motivación
Psicólogas y Psicólogos sin Fronteras seleccionó a Alba Aparicio para viajar a Bolivia a formar parte de los Campos de Solidaridad, en el que sería su primer viaje de cooperación internacional. “Contaba ya con amplia experiencia en voluntariado con adolescentes y mostró una excelente motivación y aptitudes para llevar a cabo esta labor. Tenía un perfil muy potente y un gran interés y enfoque comunitario de base”, destaca la presidenta de Psicólogas y Psicólogos Sin Fronteras, Betty Roca. Es más, la intención de Aparicio era quedarse de forma indefinida en Bolivia, aunque la pandemia originada por el Covid-19 la llevó a tratar de regresar a España, con el trágico final que ya conocemos.
Como explica Betty Roca, aunque en principio la tarea de Alba iba destinada a participar en tres actividades del proyecto en Bolivia, su actitud y sus aptitudes la llevaron a desarrollar otra más, como era la creación de grupos de apoyos con adolescentes mujeres y la elaboración de un manual para la intervención con estos grupos. “Esta actividad no prevista, pero ella tuvo la habilidad y la capacidad para ponerla en marcha y consiguió un gran impacto con ella”, resalta Roca. Por tanto, agrega, “su pérdida tuvo un impacto muy grande tanto por su fallecimiento en sí como por el vínculo que había generado con un sector joven de esta población en la localidad de Trinidad”.
Por otra parte, Alba Aparicio trabajaba en el centro de protección contra la violencia de género, que funciona desde hace tres años y permite dotar a la población local de un lugar donde recibir atención psicológica, trabajo social y apoyo jurídico. También participaba en talleres de equidad de género dirigidos a adolescentes y en espacios de auto apoyo en cinco barrios de Trinidad.
Un proyecto de apoyo a las víctimas de violencia de Género que cumple 10 años
Como nos cuenta la presidenta de Psicólogas y Psicólogos sin Fronteras, Betty Roca, el proyecto de apoyo a las mujeres en situación de violencia de Género en Bolivia, en el que colaboraba Alba Aparicio desde octubre del año pasado, cumple en este 2020 diez años de desarrollo. Una iniciativa que surgió a raíz de las graves inundaciones ocasionadas por los fenómenos del Niño y la Niña, que llevaron a desplazamientos de la población, a desarraigos familiares y laborales y también a un incremento en los casos de riesgo de violencia de género.
Desde el inicio, el proyecto contó con un enfoque comunitario y se centró en crear una red de promotoras comunitarias y de psicólogas locales. Una red que no ha parado de crecer y que ahora es la contraparte local de Psicólogas y Psicólogos sin Fronteras en el terreno. Con los Campos de Solidaridad, en los que trabajaba Alba Aparicio, la organización busca “generar un intercambio de saberes. De este modo, personas formadas en psicología y en la especialidad de cooperación internacional, pueden aprender de lo que las compañeras de allí vienen realizando desde hace 10 años. Se forma en los valores de la organización, se les da un encuadre de la situación del país y se les informa del proyecto y de las actividades que van a apoyar”.
Una de las ciudades con índices de violencia de género más altos de Bolivia
Betty Roca explica que la ciudad de Trinidad, en el departamento amazónico de Beni, es una de las ciudades con índices más altos de violencia de género de Bolivia. Ellas trabajan por combatirla desde varios ámbitos como son reforzar las capacidades de estas mujeres, fortalecer las redes productoras comunitarias, intercambiar saberes, prestar atención psicológica y legal…
Como ha ocurrido también en España y en muchos otros lugares, la declaración del Estado de Alarma y los confinamientos obligados en los hogares han aumentado no solo el riesgo sino también las situaciones efectivas de violencia de género. Betty Roca argumenta, como también hacían, en una línea similar Lourdes Larruy, desde Etiopía, Álex Sebastián, desde Guatemala o Anna Ferrer, desde India, que si la pandemia ha tenido, y está teniendo, un impacto alto en países con una clase media más o menos fuerte como España, en los países del sur, donde gran parte de la población vive del sector informal y sobrevive, literalmente, con aquellos recursos que logran conseguir cada día, el impacto está siendo mucho más grave.
“El encapsulamiento ha significado un deterioro en todo, en todos los niveles de la vida. Esto ha supuesto un agravante, del que ya alertaba Naciones Unidas, en las vulnerabilidades de violencia de género”. Pese al Estado de Alarma, las promotoras comunitarias de Psicólogas sin Fronteras han seguido observando y acompañando casos, tanto de forma telemática como presencial. Tanto es así que, como afirma Roca “muchas de ellas se han visto contagiadas por el Covid-19, ha pasado el proceso de recuperación y siguen ahí, al pie del cañón”.
Su trabajo es fundamental, sobre todo en aquellas comunidades más aisladas o vulnerables y donde los ya de por sí escasos recursos del sistema de salud y de protección estatales bolivianos, están lejos de llegar. Ellas detectan estos casos de violencia de género, hacen los acompañamientos y las llevan al centro para que puedan entrar en las rutas de protección existentes.
Muchos casos de riesgo están derivando ya en violencia de género
Desde Psicólogas y Psicólogos sin Fronteras alertan de que en España se está dando, desde el inicio del Estado de Alarma, un incremento de entre el 20 y el 30% en casos de violencia de género. “Existe un alto nivel de vulnerabilidad. Muchos casos que eran de riesgo están pasando a ser de violencia. Estamos ante una nueva situación, el desempleo ha incrementado las tensiones y este va a continuar, con lo que la violencia de género va a aumentar también. No estamos acabando de ser conscientes del impacto del confinamiento en estas cuestiones”, alerta Betty Roca quien añade que se están preparando ya para hacer frente a “estos perfiles que van a empezar a aflorar”.
Una organización comunitaria y por el derecho a una salud mental digna
Psicólogas y Psicólogos Sin Fronteras es una organización que surgió de la necesidad de acercar a los profesionales de la psicología a situaciones de emergencia y desastre. Como indica Betty Roca, su estructura de “Sin Fronteras” la lleva a tener una vocación de denunciar aquellos casos en que los estados no cumplen su obligación de preservar el derecho a la salud mental digna y el acceso de la población a la misma”.
Ella argumenta que con “una estructura comunitaria, lo que nos permite trabajar con, paa y desde las capacidades de las poblaciones locales”. De este modo, suelen intervenir fortaleciendo las capacidades y estructuras locales para que ellas mismas intervengan con la población. No son partidarias de contar con equipos de intervención directa traídos desde otros lugares del mundo, pues son conscientes de que “hay condiciones culturales, sociales que no conocemos y que son los profesionales locales quienes las conocen mejor”. En España llevan años trabajando con población migrante, pero también con sectores como los afectados por las hipotecas, el sector de los cuidados y la sensibilización en universidades, donde, precisamente, las conoció Alba Aparicio. Betty Roca, boliviana de nacimiento aunque arraigada en España desde hace más de diez años, destaca la importancia de contar con un sistema sanitario fuerte y eficaz porque, como está quedando patente con esta pandemia, que ahora mismo se está extendiendo con gran virulencia por latinoamérica “vemos claramente como no tenerlo significa la muerte de tus compatriotas”.