Por Alberto Pla
Un grupo de concejalas y alcaldesas valencianas del Fons Valencià Per la Solidaritat se encuentran en Bolivia con lideresas internacionales para potenciar el cambio hacia una sociedad más justa, inclusiva e igualitaria.
En este enlace puede verse el reportaje que hicimos para el Fons Valencià accediendo a su página de Facebook.
La capital histórica boliviana declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1991 ha sido testigo de un hecho transcendental para el avance de los derechos de las mujeres. La ciudad, plagada de plazoletas, edificios coloniales, jardines y calles empedradas se vistió de gala para recibir a varias delegaciones de Latinoamérica y España para el gran encuentro internacional.
Sucre se transformó por unos días en la capital de la igualdad, el futuro y el progreso en mayúsculas por el trascendental evento. Un encuentro auspiciado —entre otras organizaciones— por el Fons Valencià per la Solidaritat y la financiación de la Generalitat Valenciana. “El Fons”, —como comúnmente se le conoce— es una agrupación de 130 Ayuntamientos y 9 Mancomunidades de la Comunidad Valenciana que participan uniendo esfuerzos y recursos para la erradicación de la pobreza, por la igualdad de oportunidades mediante la cooperación internacional y la educación para el desarrollo. En este proyecto, uno de sus principales objetivos, es la lucha por los derechos de la mujer a través de la acción política.
En Bolivia se respiró, sobre todo, esperanza. Porque es esperanzador que mujeres de todo el Estado Plurinacional de Bolivia se reúnan para construir el futuro que merecen. Y es esperanzador, sobre todo, que lo hagan con otras mujeres de diferentes países para aportar su conocimiento y experiencia.
«En Bolivia se respira esperanza»
La delegación valenciana estuvo formada por Mentxu Balaguer, Diputada de Cooperación Internacional para el Desarrollo de la Diputación de València; Rosa Martínez, Vocal de la Junta Ejecutiva del Fons y Teniente de Alcalde de l’Alcúdia; Carolina Mengual, Alcaldesa de Ràfol de Salem; Belen Bernat, Concejala de Igualdad del Ayuntamiento de Picasent; Silvia Escrivà, Concejala de Igualdad de el Ayuntamiento de Polinyà de Xúquer; Álvaro Escorihuela, Presidente del Fons y Concejal de Cooperación y Solidaridad del Ayuntamiento de Vila-real; Esteve Ordiñana, Gerente del Fons; y Natxo Peñarrocha, Técnico del Fons. Todos ellos, de colores políticos distintos, unidos bajo el paraguas del Fons y por los derechos de las mujeres.
El encuentro se celebró en el Centro Internacional de Convenciones y Cultura, un espacio habilitado para albergar a cientos de asistentes con enormes salas multiusos. La organización a cargo del Centro Juana Azurduy fue exquisita. Las asistentes fueron recibidas en la entrada principal con varias mesas de atención, espacio de seguridad, mascarillas y gel hidroalcohólico.
Todavía no escapamos de la pandemia y los protocolos COVID siguen muy presentes en estos tipos de eventos en todo el mundo. Fue en el salón de congresos principal donde se dio la bienvenida a las distintas delegaciones, asistentes y autoridades que vestían una corona floral. Pero si algo une a Latinoamérica son los discursos, que lejos de ser escuetos, profundizan en cada uno de los asistentes, agradecen el esfuerzo de los participantes por haber acudido y enfatizan las causas que les unen. Mientras que el turno de palabra llegó a cada uno de los ponentes, desde la primera fila, se pudo observar el festival de colores, gorros, atuendos y complementos tradicionales que vestían las participantes.
Las mujeres, —muchas de ellas indígenas— se sienten orgullosas de sus orígenes y lucen orgullosas sus ropajes que forman su identidad como comunidad. Algo que llama la atención es la cantidad de mujeres indígenas que están presentes para gritar basta, basta de discriminación, violencia y abusos. Llama la atención su hartazgo presente en cada conversación que puedes escuchar por los pasillos del congreso. Entienden que este espacio es una oportunidad para seguir aprendiendo, generar lazos y elevar las propuestas a los organismos políticos para legislar en beneficio de todas.
«Las mujeres se sienten orgullosas de sus orígenes y lucen orgullosas sus ropajes que forman su identidad como comunidad»
Mentxu Balaguer, Diputada de Cooperación Internacional para el Desarrollo de la Diputación de València comentó como “sorprende muchísimo que estemos en este encuentro internacional hablando del empoderamiento que todavía necesitan las mujeres que ya están en el plan político”. Destacó cómo en las instituciones españolas se ha avanzado mucho y cómo pueden aportar en este sentido. Por otro lado, Carolina Mengual, Alcaldesa del municipio de Ràfol de Salem afirmó como “el porcentaje más grande de las mujeres somos libres, ningún hombre manda de nosotras y tenemos capacidad de decidir lo que queremos hacer en nuestra vida, si queremos trabajar, si queremos estudiar, si queremos tener hijos…”.
Una libertad que no es real en todas las mujeres. Lidia Limón, Diputada Nacional del Parlamento de Bolivia y asistente al encuentro internacional afirmó como, todavía, se siente excluida por su comunidad por su plena dedicación a la política. Porque, “no está bien visto en mi comunidad que tenga que dejar a mi familia para luchar políticamente por los derechos de todas las mujeres” Lidia es el caso de una mujer empoderada, valiente y formada en parte gracias al centro Juana Azurduy para identificar las necesidades de las mujeres y cómo y hacia dónde deben dirigirse sus reivindicaciones. Su compromiso es inquebrantable y no le tiembla la voz cuando habla de “incentivar la participación de las mujeres desde las comunidades para encontrar más espacios en el terreno de la salud, la educación y el terreno económico”.
Recordó como antes “las mujeres solo eran tenidas en cuenta para ir a votar pero no como autoridades, el machismo era fortísimo. Las mujeres solo eran tenidas en cuenta para la casa, para que cuiden los animales, cocine, atienda al marido… prohibido ocupar cargos ni a través de sindicatos ni en el marco político, nada. Pero desde que nosotras hemos crecido como líderes y hemos participado en estos espacios nos ocupamos de que las mujeres conozcan sus derechos para cambiar esta realidad”.
«Las mujeres solo eran tenidas en cuenta para ir a votar pero no como autoridades». Lidia Limón, Diputada Nacional del Parlamento de Bolivia
Lidia también es muy crítica con la violencia contra la mujer y con la necesidad de que existan más recursos y leyes que las protejan. Tan solo dos semanas antes de celebrarse este encuentro, la Fiscalía General del Estado de Bolivia reportó 95 feminicidios entre enero y octubre de 2021 siendo La Paz, Santa Cruz y Cochabamba registrando la mayor cantidad con 36, 16 y 14 respectivamente.
Vivir para la causa
Todas las mujeres tienen una historia personal y una motivación que trasciende de sus funciones como técnicas o profesionales. Una de las abogadas responsables del Centro Juana Azurduy encargada de atender a las mujeres víctimas de violencia de Género ha sido amenazada de muerte varias veces. Madre de dos hijos ha tenido que tomar medidas para poder defender a las víctimas velando por su integridad. Florentina, una mujer indígena y líder comunitaria camina hasta siete horas para poder asistir a las asambleas con el objetivo de seguir formándose y defender a otras mujeres.
Jimena Calizaya, técnica del Centro Juana Azurduy, ha tenido que posponer varios proyectos de vida personales porque, literalmente “mi vida está con estas mujeres y siento que todavía puedo dar mucho más”. En concreto, Lidia Limón vio de jovencita como el patrón maltrataba a su padre y vejaba a las mujeres de su comunidad.
Estas mujeres son muy conscientes de los datos que aporta la fiscalía y sensibles del entorno hostil en que viven pero más allá, lo han vivido y lo viven en sus carnes anteponiendo sus proyectos personales y, muchas veces, poniendo su vida en riesgo. Estas mujeres, con estos encuentros están cambiando el rumbo de Bolivia y, probablemente, sin darse cuenta están potenciando a que otras mujeres de otros países repliquen su lucha para que el mundo sea justo con ellas, les devuelva las oportunidades que merecen y los derechos que anhelan.
Una cooperación justa
Es fácil escuchar entre la ciudadanía como la cooperación internacional es “ayuda a países pobres”. El Fons demuestra con este tipo de acciones que la cooperación internacional es una firme estrategia de unión entre pueblos para avanzar en justicia social. Unos avances en este encuentro liderados por varias mujeres de distinto color político que han sabido aparcar sus diferencias para conseguir objetivos comunes. Resultados que fortalecen al Fons como institución, a la cooperación internacional como concepto legítimo y, finalmente, a los derechos de las mujeres por el simple hecho de ser mujer.
