Cooperacafé es un proyecto de comunicación de la Consellería Participación, Transparencia, Cooperación y Calidad Democrática de la Generalitat Valenciana que apuesta por mejorar la calidad de la información y la comunicación en materia de cooperación internacional al desarrollo. Un proyecto que ha sido grabado por la Agencia Alberto Pla-Proyectos de Comunicación Social.
La comunicación en cooperación es uno de los aspectos más fundamentales y decisivos, no solo para dar a conocer los proyectos e iniciativas que se llevan a cabo, sino para contribuir, con esta información, con las historias de las personas beneficiarias, con los rostros y las voces de gentes de muy diversos lugares, a transformar realidades.
En esta línea, la consellería de Participación, Transparencia, Cooperación y Calidad Democrática, ha organizado una serie de encuentros, llamados «cooperacafé» que se han traducido en cuatro vídeos divulgativos sobre la situación actual y los retos de la cooperación valenciana.
Unos audiovisuales que han sido grabados y editados por la Agencia Alberto Pla-Proyectos de Comunicación Social, y que fueron presentados el pasado 19 de enero en el Centre del Carmem de Valencia (CCCC) en un emotivo acto que fue inaugurado por la consellera del área, Rosa Pérez y clausurado por la Directora General de Cooperación, Xelo Angulo.
En ellos, representantes de diversas ONGD y fundaciones de la Comunitat Valenciana se abordan cuestiones como la sanidad, el medioambiente, los derechos humanos y el papel de los cooperantes y del voluntariado internacional.
Cooperacafé IV. La protección de los derechos humanos como clave para la erradicación de la pobreza y las desigualdades
El primero de estos encuentros tuvo lugar en la terraza de la Conselleria de Cooperación, y trataba sobre la respuesta solidaria de la cooperación valenciana ante la emergencia sanitaria global, tal y como contábamos en este reportaje.
El segundo cooperacafé, en cambio, se centraba en la respuesta de la cooperación valenciana frente a la emergencia climática en los países empobrecidos.
El Cooperacafé III ponía el foco en el papel de los cooperantes y el voluntariado internacional en la construcción de la solidaridad y la paz.
Finalmente, el Cooperacafé IV, se centraba en la protección de los derechos humanos como clave para la erradicación de la pobreza y las desigualdades. Un encuentro mooderado por la periodista valenciana Clara Castelló.
En la mesa, debatían Jordi Calvo, doctor en Paz, conflictos y desarrollo, coordinador del Centro Delàs de Estudios por la Paz, miembro de la Junta del International Peace Bureau i profesor de relaciones internacionales, conflictos armados y cooperación; Lola Bañón, periodista experta en Oriente Próximo y derechos humanos. Profesora de periodismo en la Universitat de València y miembro de honor del Comité Español de la Unrwa; Alberto Guerrero, sacerdote y cooperante, Alta Distinción de la Generalitat de los premios 9 d’Ocubre en representación de les entidades que trabajan en el ámbito de la solidaridad; y Marga Barceló, directora autonómica de cooperación internacional de Cruz Roja Comunitat Valenciana.
Lola Bañón iniciaba el debate poniendo en valor que «la cooperación es un elemento fundamental de la política exterior de los países y de las comunidades. La Unrwa es una agencia de Naciones Unidas que nació con la idea de estar tres años, pero el problema de los refugiados pervive mucho tiempo después«, lamentaba.
Precisamente, en relación a las guerras y al sufrimiento que causan, como las olas de refugiados que generan, Jordi Calvo denunciaba que «las guerras se hacen con armas y estas las fabrican empresas y las venden empresas a los países en guerra. Armas que se producen en gran parte en España. Tenemos que saber quién las hace, quién las vende… las armas acaban en lugares en conflicto y hacen que estas guerras se perpetúen».
Por su parte, Alberto Guerrero ponía el foco en la importancia de contar lo que sucede y en buscar las causas: «A mi la gente lo que me ha dicho sempre es que cuando usted vuelva cuente lo que ha pasado aquí y lo que ha visto usted. Pero luego no te hace caso nadie, empezando por los políticos. La gente se dedica a hacer asistencialismo. Pero solo con eso y no incidiendo en las causas de los problemas y los conflictos no hacemos nada».
Mientras tanto, Marga Barceló resaltaba que Cruz Roja está formada «por voluntarios que quieren cambiar el mundo y colaboran aquí y en otros países. Somos los responsables de que se cumplan los ddhh y de ayudar a la gente. Pero hay que exigir a los estados que cumplan los ddhh».
La necesidad de cumplir los Derechos Humanos
Una de las palabras que más se escuchó en este Cooperacafé IV fue la de «derechos humanos». Un concepto que debería estar ya asumido en pleno siglo XXI, pero que en demasiadas ocasiones vemos que no es así, como sucede ahora con la Guerra de Ucrania, pero también con otros conflictos y situaciones en diversos lugares del mundo. Es más, Marga Barceló aseguraba que «la gente cuando le hablas de ddhh no sabe a qué nos referimos. Yo pienso que los tengo cumplidos… naces aquí y es más fácil que se cumplan, pero si naces en Burkina Faso es más fácil que no se cumplan. Es la mala suerte o buena suerte de haber nacido en un país u otro. Se trata de repartir la tarta con toda la humanidad».
Lola Bañón lanzaba, en este punto, un mensaje en favor de la política. «En el ámbito de la cooperación la sociedad civil es fundamental, también la clase política. En Unrwa hemos tocado a la puerta y lo hemos encontrado. La Generalitat ha subvencionado proyectos de género…» y dejaba otra reflexión: «Hay una cosa clara, para avanzar, hay que dar apoyo a las mujeres, hay que empoderarlas y reconocerlas».
Respecto al hecho de avanzar hacia una cultura de paz en el mundo, Jordi Calvo aseguraba que «podemos hacerlo. Depende de nosotros, pero es complicado. Requiere de mucho esfuerzo. La cultura de paz se define de una forma sencilla cuando reducimos la violencia o las violencias«. Pero matizaba que existen diferentes tipos de violencias como «la violencia cultural, que se trata de los discursos que legitiman la otra violencia». Y también hablaba de soluciones o de caminos para alcanzarlas: «Hay que hacer leyes, poner presupuestos públicos para pasar de presupuestos para fabricar armas a otros para atender a las personas que lo necesitan».
Lola Bañón destacaba otras claves para avanzar hacia sociedades más justas y pacíficas: «Lo más importante es la educación y la empatía. También la necesidad de participación. Tenemos que ser nosotros los que participemos en espacios políticos, en organizaciones de base, participar y ser activos y no esperar a que nos arreglen los problemas».
A lo que Alberto Guerrero agregaba que «lo más importante es la educación, sí, pero sino va unida a una praxis solidaria no sirve de nada». Él animaba a crear riqueza, empresas y desarrollo en los países del sur, pero lamentaba que no se hace «porque no interesa«.
Reflexiones para buscar un mundo mejor
Finalmente, cada uno de los miembros de la mesa lanzaba una reflexión al aire.
«La educación es fundamental, nos ayuda a ser tolerantes, a tener una mirada global, a ser solidarios y empáticos y aser activistas por los derechos humanos». Marga Barceló.
«Las organizaciones de cooperación, la coordinadora, tienen mucha más representatividad que todos los partidos políticos juntos, hay que ponerlo en valor. Alberto Guerero.
«Estamos en un mal momento, de retroceso de los ddhh alrededor del mundo, incluso en el mundo occidental». Lola Bañón.
«Los pacifistas decimos que lo que tenemos que hacer es. Desaprender la guerra. Desaprender la violencia, nos hemos educado con violenca, a ser violento». Jordi Calvo.
