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Discapacitados en el Sahara Occidental: Los olvidados de los olvidados

Por: María Palau | Fotos por: Alberto Pla

Rossana Berini lleva desde marzo en Italia, «me mandaron al tiempo de empezar el coronavirus», nos cuenta en su más que envidiable castellano con cierto acento italiano. Después de muchos años, ha vuelto a vivir con sus hijos, pero, con la maleta preparada esperando al lado de la puerta y un billete de avión que ha cambiado de fecha unas cuantas veces, no ve el momento de regresar a su Casa Paradiso, en el Sahara Occidental.

Casa Paradiso, "perdido" en el Sahara Occidental, refugio de niños con discapacidad. Fotografía: Alberto Pla
Casa Paradiso, «perdido» en el Sahara Occidental, refugio de niños con discapacidad. Fotografía: Alberto Pla

Hoy, se conmemora el Día Internacional de las Personas con Discapacidad, y nosotros ayer llamamos a Rossana para hablar de muchas cosas. Hablamos –cómo no– del maldito virus, de sus sueños, de sus hijos. Hablamos, como dice ella, de «su familia biológica» y de su otra familia, la que ahora es su «vida», su «casa». Y, sobre todo, aprendimos una enorme lección de humanidad.

Sorprende las vistas desde la puerta principal de Casa Paradiso: Km y km de arena del Sáhara argelino. Fotografía Alberto Pla
Sorprende las vistas desde la puerta principal de Casa Paradiso: Km y km de arena del Sáhara argelino. Fotografía Alberto Pla

Pero ¿cuál es la historia de Rossana Berini y por qué la llamamos a ella con motivo de este Día Internacional de las Personas con Discapacidad?

La historia de esta italiana inquieta podría empezar a contarse desde muchos puntos distintos. Podría comenzar en su Angera natal o en sus viajes a Chernóbil. Pero, nosotros nos situaremos en 1999 cuando Rossana recibió una llamada para «acoger niños que venían de África».

En 2001 empezó a acoger a niños saharauis con discapacidad

Hacía tiempo que había dejado su anterior vida atrás y se había propuesto cumplir su sueño. Así, en 2001, se encontraba acogiendo a niños saharauis con discapacidad en Italia. Los niños pasaban el verano en el país europeo, donde eran operados, y tras dos meses regresaban a los campamentos en el Sáhara.

Dos niños en el sofá en el salón de las primeras instalaciones de Casa Paradiso. Fotografía Alberto Pla
Dos niños en el sofá en el salón de las primeras instalaciones de Casa Paradiso. Fotografía Alberto Pla

Sin embargo, Berini comenzó a darse cuenta de un problema: «al volver a la casa, claro dos meses en Italia no era nada comparando con un año entero que estaban en el campamento con su familia, en las condiciones los niños no estaban mejorando y volvían atrás». Perdían todo el trabajo avanzado y la discapacidad volvía a agravarse.

Muchos niños con discapacidad no pueden valerse por sí mismo. Este es el último refugio de esperanza en mitad de desierto. Fotografía Alberto Pla
Muchos niños con discapacidad no pueden valerse por sí mismo. Este es el último refugio de esperanza en mitad de desierto. Fotografía Alberto Pla

Por ello, Rossana tomó una decisión se instaló en Argelia para dedicarse en exclusiva a esta labor. Para atender a niños y niñas saharauis con discapacidad que sobrevivían en campamentos en medio del desierto sin unas condiciones vitales mínimas. Para atender a los olvidados de los olvidados.

Casa Paradiso en el Sahara Occidental

¿Qué es Casa Paradiso?, le preguntamos a Rosana:

«Casa Paradiso es el final de uno de mis sueños. Un lugar donde los niños saharauis con discapacidad pueden estar y mejorar hasta el punto de poder volver a sus casas con la seguridad de no perder lo que han conseguido. Casa Paradiso es un hogar».

Un trabajador del centro con uno de los niños residentes en Casa Paradiso. Fotografía Alberto Pla
Un trabajador del centro con uno de los niños residentes en Casa Paradiso. Fotografía Alberto Pla

Antes de la pandemia Casa Paradiso acogía a 12 niños y niñas saharauis con distintas discapacidades. Pero, la llegada de la Covid-19 obligó a Rossana a abandonar Argelia y los habitantes de este hogar se vieron reducidos a 5.

«Los que tienen una familia que más o menos los cuida volvieron a su casa», lamenta Rossana. Tan solo con escuchar unos cuantos segundos su voz a través del teléfono, pueden adivinarse sus infinitas ganas de regresar al Sáhara. «Los que están ahí son los más vulnerables, los que  casa no van a tener ninguna ayuda. Son niños que tienen una familia muy muy débil a nivel de sociedad, a nivel de cuidado», nos explica.

Casa Paradiso cuenta con unas modernas instalaciones a pesar de encontrarse en mitad del desierto. Fotografía Alberto Pla
Casa Paradiso cuenta con unas modernas instalaciones a pesar de encontrarse en mitad del desierto. Fotografía Alberto Pla

Nos haría falta un libro entero para poder abarcar la firmeza, la ilusión y el compromiso que transmite Rossana Berini. Puede que incluso un libro se nos quedara corto para contar su historia. Pero, antes de poner punto y final, sólo añadiremos una frase más. Una frase que, sin duda alguna, plasma la pasión y la dedicación con la que Rossana cuida a estos niños y niñas que son (nunca se cansa de repetirlo) su otra familia:

«Yo voy a morir ahí. Ya sé que mi camino es esto. Son mi vida, mi casa. Yo quiero estar con ellos y, si puedo, voy a morir allí».

Las nuevas instalaciones de CASA PARADISO están preparadas para recibir a voluntarios y voluntarias. Fotografía Alberto Pla
Las nuevas instalaciones de CASA PARADISO están preparadas para recibir a voluntarios y voluntarias. Fotografía Alberto Pla

Rossana Berini y su proyecto con niños y niñas con discapacidad en el Sahara Occidental apareció en el documental «Atu. El rostro de un pueblo olvidado» que el equipo de la Agencia Alberto Pla elaboramos en 2019 para la ONG MOSSolidaria y que se estrenó en Ruzafa Studio con la presencia de la propia Atu, en julio de 2019.

Iniciativas para el Día Internacional de las Personas con Discapacidad

La UNESCO ha organizado este año una semana de conmemoración del Día Internacional de las Personas con Discapacidad, del 25 de noviembre al 3 de diciembre, bajo el lema Reconstruir mejor: hacia un mundo inclusivo, accesible y sostenible después de la Covid-19 por, para y con las personas con discapacidad.

«En este Día Internacional de las Personas con Discapacidad, hago un llamamiento a la movilización del conjunto de la comunidad internacional para que las personas con discapacidad puedan contribuir activamente a responder a la crisis y a concebir nuevas posibilidades», manifestaba la directora general de la UNESCO, Audrey Azoulay.

En Muketuri, Etiopía la Misión San Pablo Apostol ha abierto un centro para niñas y niños con discapacidad y poder mejorar su calidad de vida. Fotografía Alberto Pla
En Muketuri, Etiopía la Misión San Pablo Apostol ha abierto un centro para niñas y niños con discapacidad y poder mejorar su calidad de vida. Fotografía Alberto Pla

Además, también han programado una campaña mundial de sensibilización en sus redes sociales bajo el lema Cuenta nuestras historias, habilita nuestros derechos. Esta se centrará en los efectos del impacto de la pandemia sobre las personas con discapacidad y en «la respuesta inmediata a la crisis a través de la apertura, uso inclusivo e innovador de soluciones, herramientas y recursos digitales».

«Las personas con discapacidad sos grupos sociales más castigados por esta pandemia que los ha colocado en una posición de fragilidad extrema»

Por su parte, el Comité de Entidades Representantes de Personas con Discapacidad de la Comunidad Valenciana (CERMI CV) que es, según se definen ellos mismos en su página web, la plataforma de representación, defensa y acción de los ciudadanos de la Comunidad Valenciana con discapacidad y sus familias, agrupados para avanzar en el reconocimiento de sus derechos y alcanzar la plena ciudadanía en igualdad de derechos y oportunidades.

Familias con las profesionales del centro de Muketuri, Etiopía, (Misión San Pablo Apostol) para niños con discapacidad. Fotografía Alberto Pla
Familias con las profesionales del centro de Muketuri, Etiopía, (Misión San Pablo Apostol) para niños con discapacidad. Fotografía Alberto Pla

Este 3 de diciembre, se suman al manifiesto de CERMI Estatal y exigen que las personas con discapacidad estén presentes en la reconstrucción social y económica necesaria para salir de esta crisis, porque ellos son uno de «los grupos sociales más castigados por esta pandemia que los ha colocado en una posición de fragilidad extrema».

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