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MICRO | Ana Domínguez. Presidenta del Consell de la Joventut de València

Por María Palau | Fotografías de Alberto Pla

¿Qué es el Consell de la Joventut de València (CJV)? Son muchos los jóvenes que no sabrían responder a esta pregunta. Por eso, en este MICRO le preguntamos a Ana Domínguez, presidenta del organismo, por el funcionamiento del Consell, así como por las diferentes problemáticas inherentes a la etapa de juventud y las nuevas dificultades surgidas con la pandemia.

“Las dos palabras que por desgracia más nos definen son la precariedad y la incertidumbre”

Ana Domínguez, Presidenta Consell Joventut durante la entrevista - Fotografía de Alberto Pla
Ana Domínguez, Presidenta Consell Joventut durante la entrevista – Fotografía de Alberto Pla

El Consell de la Joventut de València es el órgano público que “representa a toda la juventud valenciana, asociada y no asociada”, nos contesta Ana Domínguez. Y añade: “somos los representantes válidos frente a las instituciones correspondientes, que en este caso es el Ayuntamiento de València”.

Desde su fundación en 1986, el CJV se encarga de representar y coordinar al conjunto de las asociaciones y entidades juveniles de la ciudad. Su principal objetivo es “impulsar la participación de las personas jóvenes para el desarrollo político, social, económico y cultural de nuestra ciudad”.

Compuesto por un total de 42 asociaciones miembros pertenecientes a ámbitos muy variados, desde el Consell trabajan también por fomentar el asociacionismo juvenil y los valores de cooperación y voluntarismo, promover el conocimiento de la cultura, historia y lengua valencianas, difundir entre la juventud los valores de libertad, paz y defensa de los derechos humanos y participar en los organismos consultivos de carácter público para difundir las problemáticas juveniles en la ciudad de València.

Las nuevas barreras impuestas por la pandemia

La pandemia ha supuesto un nuevo inconveniente en el ya complicado desarrollo de las entidades juveniles. “Ya teníamos muchos problemas: las organizaciones juveniles se han visto muy afectadas por recortes de financiación durante muchos años”, reconoce la presidenta.

Aunque acepta que el CJV “ha tenido suerte” porque mantiene la financiación anual otorgada por el Ayuntamiento de València, admite que la crisis de la covid-19 ha significado un obstáculo extra para el asociacionismo juvenil. “Hay que tener en cuenta que el voluntariado ya de por sí es algo que normalmente ejerces cuando acabas el resto de tus obligaciones (…) Cuando estás más preocupado por tu empleo, por tu educación, por tu vivienda, pues no tienes tiempo para dedicarte a algo tan importante como la participación”, y la pandemia ha agravado estas circunstancias.

Ana Domínguez, Presidenta Consell Joventut durante la entrevista - Fotografía de Alberto Pla
Ana Domínguez, Presidenta Consell Joventut durante la entrevista – Fotografía de Alberto Pla

 “El problema no es que la gente joven no participe, es que, por desgracia, no se pueden permitir participar”.

La presidenta del Consell explica que “en la medida de lo posible” han intentado reconvertir su actividad y programar “el máximo número” de actividades de manera online. No obstante, se vieron obligados a cancelar la celebración de la XXV Feria de Asociaciones Juveniles, prevista para el pasado 26 de septiembre; pues “el activismo y la participación tiene mucho de tocarse, tiene mucho de verse” y las nuevas modalidades virtuales imposibilitan este punto fundamental del asociacionismo que “nos hace crecer mucho como personas”.

Mismo colectivo, problemáticas diversas

“Se nos tiende a aglutinar siempre como a un colectivo, como ‘las personas jóvenes’”, muestra su desacuerdo Ana Domínguez. Tres palabras utilizadas para simplificar millones de realidades diferentes, de problemáticas diversas, de rutinas, de etapas vitales, sociales, económicas, de formas de convivir con la familia, las amistades, de relaciones amorosas y sexuales. Tres palabras que esconden tantas visiones del mundo como personas jóvenes existen en este. Tres palabras: ‘Las personas jóvenes’.

Tanto Ana Domínguez como Maite Ibáñez, concejala de Educación, Acción Cultural, Juventud y Cooperación al Desarrollo y Migración del Ayuntamiento de València, quisieron reflexionar sobre la invisibilización que produce esta reducción, en la primera mesa redonda del ciclo de debates de Mostra Viva del Mediterrani: «La juventud mediterránea en tiempos de Covid-19» a la que tuvimos el placer de asistir desde la Agencia Alberto Pla. “Es fundamental fomentar la participación de los jóvenes y adaptarse a sus necesidades concretas, pues forman un colectivo heterogéneo de personas entre 13 y 30 años”, reivindicaba Ibáñez en aquella ocasión.

Ana Domínguez, Presidenta Consell Joventut durante la entrevista - Fotografía de Alberto Pla
Ana Domínguez, Presidenta Consell Joventut durante la entrevista – Fotografía de Alberto Pla

Para Domínguez, “lo que nos define es el género, nuestro país de procedencia o nuestro nivel de renta, etc.”, generando “diferentes problemas” entre las “diferentes personas jóvenes”. Durante la pandemia, las asociaciones han intentado dar respuesta a las necesidades de las personas jóvenes más vulnerables, como por ejemplo aquellas que carecían de medios como internet que les permitieran continuar con sus estudios.

“Lo que nos define es el género, nuestro país de procedencia o nuestro nivel de renta, etc.”

La reflexión de la presidenta es alarmante: “De ahí el peligro de que las organizaciones juveniles salgamos de esta crisis tocadas de muerte. Al final te estás cargando un espacio cívico fundamental para proteger nuestras democracias. Por eso reivindicamos tanto la necesidad de que los jóvenes formemos parte de esta solución”.

La periodista María Palau durante la entrevista a Ana Domínguez - Fotografía de Alberto Pla
La periodista María Palau durante la entrevista a Ana Domínguez – Fotografía de Alberto Pla

La salud mental, esa gran olvidada

Este colectivo, en su mayoría, ha sido el más afectadas psicológicamente por la pandemia. Múltiples estudios, como la Enquesta sobre l’impacte de la COVID-19. Principals resultats referents a la població jove del Observatori Català de la Joventut, evidencian que los sentimientos de tristeza, angustia, ira, aburrimiento o incerteza son cada vez más comunes. Además, más de la mitad de los jóvenes tienen problemas para dormir desde el inicio de la pandemia y sufren por su futuro.

“Más del 50% de las personas jóvenes dicen que desde la crisis se ven mucho más vulnerables a tener ansiedad o a tener depresión, que se han sentido solos, que se han sentido culpables por poder infectar a personas de su familia o de su alrededor”, complementa Ana Domínguez.

“Más del 50% de las personas jóvenes dicen que desde la crisis se ven mucho más vulnerables a tener ansiedad o a tener depresión”

La presidenta del Consell de Joventut de València lamenta que la pandemia ha constatado una gran debilidad de nuestro modelo de sociedad: la salud mental. “En este sentido, en el de la salud mental, somos de los colectivos más olvidados”, critica.

Juventud es sinónimo de precariedad, y viceversa

“Las dos palabras que por desgracia más nos definen son la precariedad y la incertidumbre”, remarca. Precariedad y juventud son dos realidades que siempre se pronuncian juntas; pero, la pandemia ha fortalecido todavía más esta relación tóxica que atormenta a los jóvenes día tras día.

“1 de cada 4 jóvenes vive en situación de pobreza”

Según destaca Ana Domínguez, 1 de cada 4 jóvenes vive en situación de pobreza o, en otras palabras “está al borde del precipicio”. Encerrados entre dos crisis, que se sienten como una permanente, los jóvenes se resignan ante la imposibilidad de deshacerse de ese parásito llamado precariedad. En definitiva: “Si tú no sabes qué va a pasar contigo en el futuro, no vas a poder tener un proyecto de vida. Esa es la situación que llevamos a caballo las personas jóvenes desde hace más de diez años. (…) las condiciones de precariedad en esta edad, al principio de tu vida profesional, después se alargan mucho a lo largo de tu vida”.

Pero, aunque asumen la dificultad de revertir el panorama, desde el Consell son muy críticos con esta situación que describen como “profundamente injusta” e “ineficiente para una sociedad como la nuestra”.

El incansable estigma de la irresponsabilidad

A la precariedad y la incertidumbre se suma una tercera piedra con la que deben cargar las personas jóvenes: el estigma de culpabilización que se cierne sobre el colectivo. Esta vez sí, la denuncia se pronuncia en general. Pero, de nuevo, la generalización es incorrecta y dista mucho de la realidad diaria de la juventud.

Ante la injusticia de tener que soportar “continuos juicios morales”, Domínguez cree que “es muy importante alzar la voz y decir lo que de verdad pasa, lo que de verdad nos pasa”. Y ese es precisamente el papel que juegan las organizaciones juveniles: convertirse en el altavoz de los jóvenes en medio de este caos.

“Me parece brutal que se diga que las personas jóvenes no participan después de los movimientos como ‘Fridays for future’ o el movimiento ‘Me too’”

“Me parece brutal que se diga que las personas jóvenes no participan después de los movimientos como ‘Fridays for future’ o el movimiento ‘Me too’”, se indigna; para después continuar: “Me parece brutal que se diga que la gente joven es irresponsable cuando hemos visto que los trabajos que se decían esenciales en la pandemia” han sido desempeñados por personas jóvenes. Se refiere a “reponedores, reponedoras, riders, barrenderos y barrenderas, camareros y camareras”; en definitiva, profesiones ejercidas por jóvenes en busca de su primer empleo.

Detenerse, reflexionar y aprender

Los jóvenes “sabemos reinventarnos muy rápidamente, tenemos mucha capacidad de resiliencia”, asiente orgullosa. Y, a pesar de que cree que la pandemia ha servido para “tener mas confianza en nosotros mismos”, advierte de que ha llegado el momento de que “se nos escuche, que formemos parte de la solución y que se tenga en cuenta la voz de las personas jóvenes en todos esos pactos de reconstrucción”.

“Los jóvenes sabemos reinventarnos muy rápidamente, tenemos mucha capacidad de resiliencia”

En el ámbito personal, Ana Domínguez se ríe al aceptar que ha aprendido a “no desesperarse”. “Ese tiempo de pausa también nos ha servido mucho para pensar”; y asume que “en la pandemia, por desgracia, porque no tenía esa libertad de salir de casa todo lo que me gustaría, encontré ese tiempo para reflexionar y encontrar algunas soluciones a los problemas que veía”.

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