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«El dominicano le ha perdido el miedo al virus, justamente cuando más extendido está»

Por: Gerad Sánchez y Alberto Pla | Fotografías: Alberto Pla

La pandemia originada por el Covid-19 se extiende por todo el mundo y se agrava en zonas ya de por sí castigadas por otras enfermedades, por la pobreza, el hambre… como buena parte de Latinoamérica, África o Asia. En esta línea, desde República Dominicana nos atiende Rubén García Mulet, el director de la Fundación SOLCA-Solidaridad Calasancia. Una organización con gran presencia en toda la zona del Caribe y para la que elaboramos el documental «Un Sol para Dominicana» que cuenta con más de medio millón de visitas en Youtube.

Rubén García es uno de tantos cooperantes que ha decidido quedarse en su país de destino durante esta pandemia, pues considera que ahora, más que nunca, su aportación y cualquier ayuyda es muy necesaria. Él pide que la población cumpla con las medidas sanitarias, aunque es consciente de que gran parte de ella vive al día y «necesita estos recursos para subsistir». Además, reclama que se amplie el acceso a camas y respiradores en los hospitales, para afrontar una pandemia que todavía sigue muy presente y genera muchos peligros sanitarios, sociales y económicos.

Ruben García, director de SOLCA Solidaridad Calasancia en La Romana (República Dominicana) junto con un beneficiario del programa de salud – Fotografía: Alberto Pla

Continuamos así con nuestra serie de entrevistas a cooperantes que han decidido quedarse en sus países de destino a pesar de la pandemia ocasionada por el Covid-19. Una serie en la que ya hemos contado con el testimonio de Lourdes Larruy, responsable de la Comunidad Misionera San Pablo Apóstol en Muketuri (Etiopía), con el del presidente de la Asociación CONI, Alejandro Sebastián que, lleva ya más de 12 años desarrollando todo tipo de proyectos de cooperación en Guatemala. Así como con Ana Ferrer, la actual presidenta de la Fundación Vicente Ferrer, que lleva 50 años en India. Y también publicamos recientemente un reportaje con Psicólogos Sin Fronteras para homenajear la labor de la joven cooperante valenciana Alba Aparicio, que falleció durante la pandemia, en un accidente de avión en Bolivia.

La pandemia del Covid-19 le pilló en República Dominicana. ¿Cómo ha sido allí la afectación así como en otros países en los que trabajan?

La evolución ha sido lenta. Eso produjo un efecto de falsa seguridad en el grueso de la población que no ha respetado totalmente las medidas de seguridad.

«El dominicano vive en la calle y ese esfuerzo de quedarse en casa ha resultado difícil, además, una mayoría de la población vive al día y necesita los recursos para subsistir».

Quedarse en casa no es una opción viable en muchos casos, pero socializar por diversión está siendo irresponsable.

Rubén García en la sede de SOLCA en La Puya de Santo Domingo durante una clase de ortografía – Fotografía: Alberto Pla

Ahora que aquí en España y en Europa parece que está pasando, en Latinoamérica se intensifica. ¿Cómo es la situación actual? ¿Qué sectores de la población o zonas son las más afectadas?

Ahora mismo aquí hemos llegado al colapso sanitario. Precisamente en estos días el Presidente saliente ha solicitado 45 días de estado de emergencia que han sido aprobados por el Congreso y el Senado, y se decretó de nuevo el toque de queda por 20 días. La progresión de contagios sigue ascendente. Las zonas con más población se han visto más afectadas.

¿Qué están haciendo desde su organización para combatir esta pandemia o paliar sus consecuencias en la población?

El Fundación SOLCA aportamos educación y salud. Nuestro Programa de Salud cuenta con un equipo de Promotores de Salud que son voluntarios, en su mayoría mujeres, que atienden y supervisan a los enfermos crónicos de sus comunidades. Hemos intensificado ese seguimiento, y a través de donaciones, estamos mejorando el control sanitario y repartiendo más medicamentos.

«Nos encontramos con la dificultad que las promotoras también son población de riesgo, y tratan de vencer sus miedos para servir a los demás. Son unas verdaderas heroínas.»

En educación, estamos diseñando los planes del próximo curso con actividades que aseguren el distanciamiento, adaptadas a esta nueva realidad, dotando nuestros centros de las medidas de higiene adecuadas e introduciendo temáticas de salud e higiene en los programas educativos.

Una mujer abraza a su nieto en el Centro de Salud Padre Cabaloto en La Romana de Santo Domingo antes de la Pandemia de la COVID-19 – Fotografía Alberto Pla

¿Puede el sistema sanitario de un país como República Dominicana hacer frente a una crisis como esta con garantías?

Creo que ningún país está preparado para algo así. Los recursos sanitarios son claramente insuficientes.

El presidente Danilo Medina declaró la emergencia nacional para combatir la pandemia de coronavirus el pasado mes de marzo, una medida que implica el cierre de las fronteras y la suspensión de las clases, de las actividades comerciales y de los eventos de todo tipo. Y que se ha alargado hasta final de junio, aunque con las críticas de la oposición.

Un grupo de voluntarios costarricenses de la Fundación SOLCA visitan el barrio Sinaí en San José, Costa Rica, antes de la pandemia – Fotografía: Alberto Pla

¿Cómo se tomó la población las medidas de confinamiento?

Al principio con mucho escepticismo y ahora con algo más de conciencia. En tres meses el refuerzo fue mínimo o nulo del sistema, se confiaron en que no pasaría de ahí. Pero pronto la gente se lanzó a la calle, como dicen aquí, a hacer “coro”, socializar sin mucha protección.

«El dominicano le ha perdido el miedo al virus, justamente cuando más extendido está.»

El Gobierno puso en marcha diversos programas de atención social (FASE, Quédate en casa, Pa ti), pero lo cierto es que son insuficientes para todas las necesidades existentes, y hay mucha población con trabajos informales que ni siquiera califican para estos programas.

¿Qué problemas empezaron a surgir con estas medidas?

Sobre todo la falta de recursos. La economía no puede soportar los cierres de negocios. El turismo es la principal fuente de ingresos y se está viendo afectado por esta crisis.

En abril se conoció la noticia de que un falso remedio, a base de alcohol, mató a más de 100 personas en el país. ¿Entiende que, ante la falta de medidas o soluciones, la población tome otros caminos?

El tema del clerén (bebida alcohólica casera) no tiene una relación directa con el COVID-19, aunque haya coincidido en el tiempo. Muchas personas se intoxicaron con esta bebida, sobre todo al inicio de la pandemia, pero ya ese tema está más controlado.

En esas fechas era, con 5.749 casos confirmados y 267 fallecidos, el país con más contagiados de covid-19 de Centroamérica. Y ahora parece que, una vez relajadas las medidas de confinamiento, la pandemia vuelve a acelerarse ¿temen que se de un rebrote más fuerte que el primero?

La curva de contagios sigue en ascenso y eso es preocupante, lo que ha llevado al segundo toque de de queda. Esperamos que esta vez tenga un efecto más claro.

El 5 de julio hubo elecciones legislativas y presidenciales, tras el aplazamiento de la anterior cita –17 de mayo. ¿Teme que esto genere nuevos rebrotes y tensiones?

Se celebraron las elecciones y hay un cambio de gobierno, lo cual no sabemos cómo puede afectar a efectos de este virus. En general la población estaba muy descontenta con la gestión anterior por diversos temas de corrupción y transparencia en la gestión. Pero esperemos que la economía no se descontrole, vamos a esperar para sacar conclusiones.

¿Se planteó regresar?, ¿lo hicieron otros cooperantes que conozca?

Conozco algunos cooperantes que lo hicieron, ya que la Embajada Española facilitó este proceso a través de las compañías aéreas. La verdad es que tuve un momento de duda, pero mi vida y mi trabajo están aquí, tengo mucha gente cerca y espero poder afrontar lo que venga con positividad.

Ruben García, director de SOLCA Solidaridad Calasancia en la Ciudad Hogar Calasanz en San José, Costa Rica – Fotografía: Alberto Pla

¿Cuáles son las necesidades principales?

Ahora mismo lo fundamental sería ampliar el acceso a camas y respiradores en los hospitales, ampliar su capacidad. Y por otra parte respetar las medidas higiénicas y de distanciamiento.

¿Qué temores le expresa la población?

Sobre todo la inquietud de no saber qué va a pasar, ni hasta cuándo se podrá aguantar con esta situación.

Un sol para Dominicana, la campaña y producción audiovisual que hicimos para la Fundación SOLCA, se estrenó en octubre de 2015 en el Palacio Nacional de Bellas artes, llegó incluso a la gran pantalla dominicana y hoy el documental tiene más de medio millón de visitas. ¿Qué ha supuesto para SOLCA esta campaña cinco años después?

Viéndolo en perspectiva, esta campaña logró visibilizar el enorme trabajo que desde hace años hacemos en educación y salud en La Puya de Arroyo Hondo (Santo Domingo) y La Romana. Nos ayudó a posicionarnos en la sociedad dominicana y a poner “rostro” a los éxitos conseguidos en este tiempo. A partir de ahí surgieron otras posibilidades muy bonitas y nuevos aliados estratégicos se sumaron a nuestra labor.

«El documental Un Sol Para Dominicana nos ayudó a posicionarnos en la sociedad dominicana…a partir de ahí surgieron otras posibilidades muy bonitas y nuevos aliados estratégicos se sumaron a nuestra labor.»

De derecho a izquierda: Carlos García de las Heras, Rubén García, Aline Mataix y Alberto Pla durante el rodaje de Un sol para Dominicana en República Dominicana en 2015.

Ashley y Angelo fueron los protagonistas más jóvenes del film. ¿Qué es de ellos actualmente?

Hasta el año pasado, Angelo seguía acudiendo al Centro Cultural Calasanz La Puya. Pero ahora mismo no les estamos siguiendo la pista.

En el documental veíamos el programa deportivo, el programa de lectura y el de promotoras de salud que precisamente arrancó Beatriz, una pediatra valenciana. ¿Cómo están lidiando con la pandemia actualmente?

Como todo el mundo, con muchos miedos pero con ganas de servir. Estamos trabajando en equipo como nunca, ya que esta situación nos empuja a inventar nuevas acciones, sacar toda la creatividad y superarnos. Este año lo hemos llamado “Año de la Creatividad”, y queremos innovar en la atención a nuestros enfermos y la formación de nuevos promotores.

«Pero seguimos necesitando muchos recursos para servir mejor a nuestros beneficiarios. Hemos tenido que finalizar con el servicio de atención pediátrica en áreas muy pobres de La Romana, que esperamos poder relanzar en algún momento.»

También estamos rediseñando el proyecto educativo del Centro Cultural Calasanz La Puya y necesitamos que se sumen a nuestro trabajo todas aquellas empresas y entidades que quieran aportar transformación a través de la educación de los niños, generando alternativas a la calle.

Un niño disfruta de la lectura en el programa de educación no forman que la Fundación SOLCA mantiene en La Romana, Santo Domingo – Fotografía: Alberto Pla

¿Cree que esta crisis hará que cada país se centre en sí mismo y baje la cooperación internacional o, por el contrario, servirá para darnos cuenta de que estamos todos conectados y que lo que sucede en un lugar nos puede afectar a todos?

Yo siempre creo que se sacan oportunidades de las limitaciones. Estoy positivo. La sociedad merece ser atendida más que nunca y SOLCA es una opción muy válida para canalizar estos esfuerzos por los demás. Somos garantía del trabajo bien hecho, sólo hay que ver los resultados. La realidad ahí fuera ha cambiado, y nosotros cambiamos con ella. Posiblemente, los recursos en cooperación sean más escasos, pero también la solidaridad en tiempos difíciles es más fuerte.

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