8Por: Gerard Sánchez | Fotografías de Alberto Pla
Como cada 28 de mayo desde 2002 hoy se celebra el Día Mundial de la Nutrición. Una iniciativa de la Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética (FESNAD), en colaboración con otras instituciones y que este año tiene como lema «vayamos al grano, ayudando», poniendo en valor la importancia de los cereales y también la necesidad de ayudar al que más lo necesita en estos tiempos tan complicados.
La nutrición es un aspecto fundamental de nuestras vidas al que, en demasiadas ocasiones, no prestamos la atención que merece. La pandemia del Covid-19 ha llevado a muchas persona a reencontrarse con la cocina, con la preocupación por una alimentación de proximidad, de temporada y más saludable, pero también ha aumentado hábitos de vida sedentarios y ha puesto en evidencia las carencias alimentarias en muchas sociedades del mundo y también en la nuestra.
Para tratar de analizar esta problemática y para ver cómo estamos actualmente en España y en el mundo a nivel nutricional hablamos con la nutricionista valenciana Elisa Escorihuela cuyo centro Nutt-Consejo Nutricional cumplió 10 años el pasado mes de enero.
En 2010 fundó Nutt – Consejo Nutricional , centro de nutrición en Valencia. Ahora, diez años después, ¿cuál es su balance personal?
Hicimos el aniversario en enero y celebramos una gran fiesta. Creo que fue el mejor acierto de mi vida. Yo era farmacéutica, me retiré para criar a mis hijos, estudié ahí un máster de nutrición y después la carrera. Logré unir las cosas que más me gustaban que eran mi afición a la cocina y la ciencia. Así, a través de talleres cocina contribuyo a instaurar hábitos saludables. En lugar del clásico mensaje paterno filial del médico con el paciente, es un mensaje más cautivador a través de la gastronomía. Empecé yo sola, sin pacientes, sin conocer a nadie, pero sí tuve el apoyo de muchas personas. Poco a poco fui creciendo, fui colaborando en diferentes medios de comunicación y así fue creciendo la consulta. Actualmente el balance es muy bueno. Lo que eran llamadas para pérdida de peso, ahora se convierte en una nutrición más clínica, preventiva, asesoramos a empresas, fomentamos productos saludables…
¿Cómo ha ejercido su profesión durante estos últimos meses de confinamiento?
Como todo el mundo ha sido duro. Pusimos en marcha todos los juguetes digitales que teníamos. Por ejemplo, tenemos un juguete digital que es una aula de nutrición. Ahora hemos tenido que hacer muchas cosas de manera virtual. Pusimos ese engranaje en marcha y no hemos parado en ningún momento. Hemos potenciado nuestra página web, pero ha sido duro. Yo colaboro en Caixabank Talks, doy charlas en empresas y para retomar esto aún vamos a tardar un poco. Pero ya hemos vuelto a la consulta, la hemos transformado y estamos con mucha ilusión y con diversos proyectos.
«Hemos aumentado las consultas sobre temas gástricos, que están relacionados con la tensión y el estrés que ha habido en estos momentos»
¿En qúe se han centrado las consultas de la gente desde marzo?
Durante el periodo de confinamiento las consultas subieron mucho y fueron muy originales. Fue muy interesante también entrar literalmente a las casas de los pacientes porque te llamaban desde el salón por videollamada y estaba por ahí su hijo, su pareja o el perro. Sobre las consultas, se centraron mucho en lo que ocurría con la falta de actividad o el aumento de peso, que puede parecer trivial, pero puede estar relacionado con otros parámetros de salud. También temas gástricos, que están relacionados con la tensión y el estrés que ha habido en estos momentos. Preguntaban por cómo la alimentación ayuda a mantener el sistema inmunitario…
Recientemente regresamos de Etiopía donde, junto a otra nutricionista, como Mari Olcina, presidenta de la ONG MOSSolidaria, vimos la crudeza de la desnutrición infantil. ¿Vivimos a veces en tal burbuja que nos hace olvidar que estos problemas todavía se dan en gran medida?
Totalmente. Vivimos en una burbuja que solo vemos a un kilómetro o menos incluso. Vemos solo lo que alcanzan a ver nuestros ojos. A veces el problema es que no lo queremos mirar. Hay unas diferencias sociales tremendas. Esto lo habéis visto en Etiopía pero en Ruzafa está pasando. No llegamos a ese punto de desnutrición, pero sí hay muchos problemas. Aquí hay muchas familias que, de la noche a la mañana, se han quedado sin sus trabajos y hay entidades como Juntos por la Vida que están recogiendo alimentos para entregarlos a familias desfavorecidas.
«Vivimos en una burbuja que solo vemos a un kilómetro o menos incluso. Vemos solo lo que alcanzan a ver nuestros ojos. A veces el problema es que no lo queremos mirar»
La FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) En su último informe (publicado en septiembre de 2018), estimaba que en el año 2017 casi 821 millones de personas en el mundo pasaron hambre, es decir, una de cada nueve. En España los bancos de alimentos han tenido que multiplicar significativamente la canasta básica para poder atender la demanda. ¿Qué hacemos mal?, ¿qué supone una sociedad mal alimentada?
Son las grandes diferencias sociales que están habiendo. Es una problemática económica que ha marcado aquí un punto de inflexión en cuanto a las necesidades que van a tener familias que no van a poder cubrir. Hay que ver cómo tender una mano a esas personas, no tanto con bancos de alimentos solamente, sino con trabajo… Y también dar visibilidad, que no giremos la cara porque esto sería hacer como si no pasara nada. Hay que intentar ayudar porque hoy en día el apoyo que están obteniendo muchas familias es gracias a sus vecinos y personas cercanas.
En algunos países que viajábamos nos encontramos con problemas de desnutrición y malnutrición. ¿Cuál es la diferencia de ambas problemáticas? ¿A qué nivel cognitivo, físico, psicológico puede afectar?
Ambas llevan a una diferenciación social, cuando peor te alimentas peor vas a rendir. Luego puedes sufrir patologías diversas con una desnutrición y con una malnutrición. Lo importante es seguir informando a la gente, también que las políticas de los bancos de alimentos estén formadas, que la gente sepa qué es lo que tiene que llevar. No llevar, por ejemplo, una caja de galletas, sino alimentos más saludables que, además pueden ser también más baratos como pueden ser legumbres, por ejemplo. La ciudadanía ha de formarse en nutrición y educar en ella.
Y en España, ¿cuáles son los principales problemas nutricionales?
Seguimos vivendo en una sociedad obesogénica, premiamos a niños con chuches o con comidas que no son saludables, también se practica menos ejercicio físico. Somos un país con unos altos niveles de obesidad y de sobrepeso infantil. Estos niños llegarán a adultos con problemas cardiovasculares, la diábetes que ya causa estragos, de seguir así no habrá recursos ni para insulina.
«Seguimos vivendo en una sociedad obesogénica, premiamos a niños con chuches o con comidas que no son saludables, también se practica menos ejercicio físico»
¿Mejoramos a nivel nutricional como país o empeoramos?
Creo que hay más información, pero esta no llega a calar del todo. Hay mucha gente que come mucho mejor. Estamos viviendo un momento de oro de la nutrición, ha sido un gran descubrimiento de la ciencia, poder demostrar que lo que comemos tiene que ver con nuestra salud. Por tanto, los cimientos están ahí, pero tenemos mucho que construir. Los informes siguen alertando de que los niños en edades muy tempranas tienen diabetes o colesterol y esto no pasaba hace cincuenta años. Tenemos la teoría, pero falta ponerla en práctica.
Se dedica también a la divulgación de hábitos saludables a través de distintos medios de comunicación. ¿Cuál sería el hábito saludable fundamental?
Sería el tema frutas y verduras. Vivimos en una zona en la que somos privilegiados, por tanto, un punto de inflexión sería consumir la mitad de nuestra cesta de la compra con verduras, hortalizas y frutas. Además, que estas sean locales, de temporada, de proximidad. Esta simple acción mejoraría la salud, la sociedad a nivel económico y el medio ambiente. Hoy todo está muy globalizado y esto puede llevar a un gran desgaste del medio ambiente. Debemos volver a lo que tenemos, ser prácticos y no ser tan caprichosos. Consumir, sobre todo, lo del terreno.
«Vivimos en una zona en la que somos privilegiados, por tanto, un punto de inflexión sería consumir la mitad de nuestra cesta de la compra con verduras, hortalizas y frutas. Además, que estas sean locales, de temporada, de proximidad»
¿Y el hábito que deberíamos erradicar sí o sí?
Evitar o disminuir el consumo de azúcares y limitar el consumo de alcohol. Durante muchos años hemos estado disfrutando de que el alcohol era maravilloso, en dosis adecuadas, pero ahora se ha visto que tampoco. También hay que tener mucho cuidado con los alimentos procesados por sus altas cantidades de sal, azúcares y grasas poco saludables. Y, repito, evitar el alcohol.
Hace un tiempo veía un documental de un país sudamericano donde los niños en los colegios disponían de máquinas de frutas y luego no comían, ni pedían, golosinas u otros dulces…
Hay que educarlos desde pequeños. El paladar se educa, si no has comido nunca tan dulce no tenderás a hacerlo. Hay que hacerles entender también que la comida saludable no es tan aburrida como pensamos. Aquí tenemos platos tradicionales muy saludables como el gazpacho andaluz y productos fantásticos como la chufa, la cual es adorada en otros lugares como el reino Unido o Japón. Deberíamos consumir más bebida de chufa y tal vez no tanta de soja, por ejemplo. No hablo de la horchata, que sí tiene, normalmente, mucho azúcar, sino de bebida de chufa como tal, pues es un alimento con muy buenas características nutricionales por sí mismo. Además, estaríamos fomentando lo nuestro.
«La comida saludable no es tan aburrida como pensamos. Tenemos platos tradicionales muy saludables como el gazpacho andaluz y productos fantásticos como la chufa»
¿Qué le parece la recomendación de la OMS de fomentar el consumo de insectos a nivel mundial para erradicar el hambre y para aumentar la ingesta de proteínas?
A mi me parece fantástico, aunque yo, personalmente, sí tengo escrúpulos con los insectos. Es verdad que se está estudiando, desde hace ya años, cómo podemos usar los insectos como un sustituto de la proteina animal. Es verdad que llegará un momento que no va a haber suficiente para todos y los insectos pueden ser un buen aporte, pero yo prefiero que me los sirvan en forma de harinas, por ejemplo.
En relación al Covid-19, ¿llevar una buena alimentación y una vida saludable puede ayudar a prevenir y combatirlo mejor?
Claro, mantener el sistema inmune a raya claro que nos va a ayudar a prevenir y combatir. Visto lo visto, según estudios que van saliendo, el Covid-19 afecta más a personas con una inflamación más elevada. Conseguir disminuir la inflamación con la alimentación, podría ser un preventivo y un paliativo por decirlo de alguna manera.
«Cada vez superamos más los mitos o creencias erróneas. La nutrición es una ciencia super joven, ahora vamos obteniendo resultados de todo tipo de investigaciones. Poco a poco vamos desmintiendo mitos»
¿Qué problemas nutricionales cree que hemos ido superando en los últimos diez años y cuáles tendremos que enfrentar a corto y medio plazo?
Cada vez superamos más los mitos o creencias erróneas. La nutrición es una ciencia super joven, ahora vamos obteniendo resultados de todo tipo de investigaciones. Poco a poco vamos desmintiendo mitos como una copa de alcohol al día es buena, o no. O se pedía que no se consumiera huevo porque tenía colesterol. No, tiene en su composición, pero no aumenta el colesterol sanguíneo. Vamos rompiendo esos mitos y dudas que teníamos sobre nutrición.
Por otra parte, vivimos en una sociedad super sedentaria, hasta un patinete ahora es eléctrico. Más que nunca, nos estamos reconviertiendo en animales digitales. Los que antes no eran digitales, con este confinamiento han empezado a serlo. También hay patologías relacionadas con la sobre alimentación, con los alimentos procesados, la gente tiene pereza a cocinar… todo ello revierte en enfermedades cardiovasculares y endocrinas. Según la OMS, la diabetes, el cáncer o las enfermedades respiratoria son las causantes del 70% de las muertes a nivel mundial. Y todas ellas tienen una relación causa-efecto con la alimentación. Si no salimos de este círculo el panorama va a ser el mismo o peor.
«Vivimos en una sociedad super sedentaria, hasta un patinete ahora es eléctrico. Nos estamos reconviertiendo en animales digitales. También hay muchas patologías relacionadas con la sobre alimentación»
¿Qué ha aprendido Elisa Escorihuela de esta crisis?
He aprendido que necesitamos el contacto, la necesidad de él, no te puedes imaginar lo importante, y mira que soy nutricionista, esa cañita en el bar con amigos, a poder ser sin alcohol, o ir a disfrutar a hacer ejercicio con alguien. Esa importancia de las personas que te rodean. Somos importantes, no somos animales individuales, necesitamos de la sociedad. Nos tenemos que apoyar. Es verdad que en estos últimos meses nos hemos apoyado mucho. Te das cuenta que las personas están ahí y es muy satisfactorio porque es un contacto que no sabías que estaba ahí. Recuerdo, con mis padres, esas comunidades de vecinos de antes de me voy al médico y te dejo al niño un rato, lo he vivido de pequeña, pero había desaparecido. Ahora esto ha vuelto, la gente preguntaba si el vecino necesitaba algo, hemos retomado el contacto con las personas más cercanas y era algo que necesitábamos.