Texto de Alberto Pla | Fotografías de Omar Santiago González
Los colombianos salen a la calle para gritar basta ya a una situación social asfixiante. El gobierno de Iván Duque se enfrenta a una crisis económica sin precedentes agudizada por la pandemia. Los ciudadanos buscan un cambio estructural a un año de nuevas elecciones presidenciales.
El pasado 28 de abril, Colombia apareció en todos los medios de comunicación por los graves disturbios que ocurrían en sus calles. Solo ese día murieron asesinadas diez personas por la represión de las fuerzas de seguridad. La reforma tributaria del presidente Iván Duque fue el detonante de un descontento social que no ha parado de crecer. Si bien el presidente retiró la propuesta ante la inmensa movilización, los ciudadanos continúan el pulso en las calles ante unos datos acuciados por la pandemia que cada vez son más insostenibles. Solo en 2020, el país sudamericano sufrió una caída del 6,8% de su PIB, la mayor desde que lleva registros. El paro cerró el año con un 15,9% y la pobreza monetaria aumentó hasta el 42,5%, de acuerdo con el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE).
Para acercarnos a la realidad colombiana nos encontramos con Marcela Bahamón, activista de los derechos humanos. Marcela llegó a España hace dos décadas huyendo de su Colombia natal y durante dieciséis años ha sido trabajadora de hogar y cuidados en Valencia. Desde hace cuatro participa en la asociación de profesionales del mismo sector revindicando los derechos de sus trabajadores.
Marcela recuerda con nostalgia el país donde nació y afirma que salió de él por la asfixia económica y social que sentía hace ya dos décadas «hoy son los jóvenes los que ya no aguantan más. Y son ellos los que están defendiendo los derechos que mi generación no fuimos capaces de defender». Marcela narra la oportunidad que tuvo ella y otros colombianos de poder salir para encontrar un futuro mejor pero explica que la situación es tan insostenible que ahora solo queda luchar y revindicar por sus derechos, aunque algunos les cueste la vida. Entre las personas asesinadas en las manifestaciones se encuentran un joven alumno que salió a protestar con su hermano, un artista que murió de un disparo en la cabeza o un adolescente cuya madre lloraba desconsolada en un video que se ha hecho viral en las redes sociales. La violencia con la que actúa la policía queda patente en diferentes vídeos internet. En la Universidad de Cundinamarca Extensión Soacha entraron a golpear a los estudiantes que ni si quiera habían participado en las marchas. Un hechos que evidencia la desproporción de la actuación de las autoridades. «Al final cuando lo único que te queda por perder es la vida, es normal que la gente salga a arriesgarla y estos muchachos nos han enseñado que sí se puede».
«Al final cuando lo único que te queda por perder es la vida, es normal que la gente salga a arriesgarla»
La pandemia no ha hecho más que agudizar la angustia social que viven los colombianos en un país, según Marcela, «donde la gente tiene 130 euros para vivir al mes, tiene más miedo de morir de hambre que morir de la pandemia, y donde no hay un estado de bienestar…». Marcela achaca la grave crisis que afecta al país a una serie de factores relacionados con la educación o la falta de información en los medios de comunicación que termina con el criterio de los ciudadanos «en Colombia te enseñan a producir y bajar la cabeza, te enseñan a pensar que nuestro enemigo es la guerrilla… y todos los gobiernos se han servido del mismo discurso para expoliar el país, vender los recursos naturales y para quitarnos derechos».
La perspectiva que tiene Marcela desde España la hace consciente de la falta de derechos que existen en Colombia «No tienes derecho a una sanidad pública donde todo la han privatizado, la energía, el gas… todo es privado y el nivel de vida es altísimo en relación al salario». Ningún presidente colombiano ha sido capaz de controlar el desempleo o mejorar los servicios sociales, «yo voté por Uribe dos veces y lo reconozco, y me da mucha vergüenza, y porque no sabía ni me había querido enterar de la clase de persona que era. Y mucho antes, Jaime Garzón, que era politólogo, un catedrático y cómico muy inteligente nos lo venía contando a través del humor. Al final le tildaron de guerrillero y lo asesinaron. A todos los que defienden los derechos humanos en Colombia lo acaban acusando de guerrillero y los asesinan».
«A todos los que defienden los derechos humanos en Colombia lo acaban acusando de guerrillero y los asesinan»
Álvaro Uribe (presidente de Colombia desde 2002 a 2010) continúa siendo un político muy popular entre los ciudadanos a pesar de ser criticado por varias organizaciones debido a presuntas violaciones de los derechos humanos. De hecho, la ONG Human Rights Watch ha exhortado al gobierno de los Estados Unidos a expresar su preocupación por las supuestas violaciones. Se dice que el apoyo que ofreció a Juan Manuel Santos (primer período) y al actual presiden, Iván Duque —y artífice de la última polémica reforma fiscal—, fue determinante para llegar al poder. La relación entre Uribe y Duque siempre ha sido muy polémica, tanto que se ha evidenciado a golpe de tweet, una práctica que ya vimos durante el mandato del ex presidente americano Donald Trump, «últimamente he estado siguiendo a Uribe a través de Tweeter porque me causa curiosidad. Y es evidente que da las órdenes a través de las redes sociales, primero lo dice Uribe y luego es Duque quien las ejecuta. Es una marioneta», afirma Marcela. Al mismo tiempo elogia la inteligencia de Uribe y afirma que su tono suave y sosegado hace que cautive a la población. Sin embargo no duda, por eso mismo, en tildarlo como «sociópata» porque no entiende como «puede estar tan llena de odio justificando tanta violencia pero claro, yo también normalicé la violencia y las masacres y seguía comiendo antes de irme de casa».
La solución a la crisis es compleja y no parece que se vaya a producir a corto plazo aunque Marcela tiene claro que despertar es la única salida, «la gente tiene que empezar a reconocer en qué clase de país habita y que los que estemos fuera empecemos a indagar por qué. Porque no ha sido solo por la reforma tributaria. Esto es un problema estructural, se trata de la misma clase política que nos ha gobernado durante los últimos sesenta años».
La paralización de la reforma de Duque es un éxito de la movilización ciudadana aunque todavía queda por ver qué medidas alternativas optará el Gobierno para paliar la crisis. Marcela concluye afirmando que «ya no les vale hablar ahora de que el problema es la guerrilla. Antes veíamos a niños vendiendo chuches en los autobuses, gente desempleada viviendo al día, personas que no podían pagarse sanidad.. y lo veíamos normal. Pero el conflicto terminó en 2016 y ya no vale como excusa. El país se está dando cuenta del grave problema estructural que existe».