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¿Estamos a tiempo de enfriar el calentamiento terrestre?

Por Gerard Sánchez | Fotos: ONG Musol.

¿Tienen un teléfono móvil a mano, verdad? Miren en él las temperaturas máximas previstas para hoy, día 28 de enero. O tal vez no les haga falta porque, si residen en España, sobre todo en su costa este, ya empiezan a sentir un calor que no es, ni mucho menos, normal para estas fechas del año. 25, 26 grados y subiendo… Lo que tal vez no sepan es que, justamente hoy, se celebra el Día Mundial de la Acción frente al Calentamiento Terrestre, también llamado Día Mundial por la Reducción de las Emisiones de CO2, a petición de la Organización de las Naciones Unidas.

Mujeres recogen agua de un río en África. Foto: ONG Musol.

Si hace apenas unas semanas andábamos mirando noticias para ver dónde había nevado y si podíamos acercarnos a ver este fenómeno meteorológico, ahora rebuscamos en los armarios para encontrar la crema protectora del sol que, ojo, deberíamos usar todo el año. Pasamos de termómetros marcando -10, -20 o -30 grados, a rozar los 30 positivos en apenas unos días, y en pleno invierno. ¿Es esto normal? ¿responde al cambio climático y al calentamiento terrestre? Es una pregunta para los expertos en la materia que responderán más o menos de forma afirmativa según varios parámetros o incluso según sus propias creencias o ideologías. Pero, más allá de eso, la sensación para el ciudadano de a pie es que, a cada año que pasa, el descontrol es mayor. Lo sufrimos nosotros en nuestro día a día, y lo sufre la naturaleza, árboles que florecen antes de tiempo y luego, cuando llega otra helada, echan a perder las cosechas, ríos que se desbordan con crecidas cada vez más frecuentes, animales que se desorientan y cambian también sus ciclos vitales o sus tendencias migratorias…

El regreso de EEUU al Acuerdo de París

Una mujer africana pone agua en unos cántaros con su hijo en la espalda. Foto: ONG Musol.

El cambio climático y el calentamiento terrestre están ahí. No hace falta más que ver las cifras y escuchar a los expertos. Afortunadamente, el año ha empezado con la buena noticia que el nuevo presidente de EEUU, Joe Biden ha vuelto a su país, la primera potencia mundial y también una de las más contamientantes, al Acuerdo de París, el acuerdo climático mundial que busca reducir la emisión de gases de efecto invernadero. De este modo, Biden renovará el compromiso de Estados Unidos de reducir, antes de 2025, las emisiones de gases de efecto invernadero, al menos en un 26% por debajo de los niveles de 2005. Un objetivo de gran imporancia para todo el planeta pues EUU es el segundo mayor emisor de CO2, después de China.

Reduzcamos las emisiones de CO2

El CO2 no es un compuesto dañino o nocivo para la salud por sí solo. Es esencial para el ciclo biológico de las plantas y cosechas, por lo tanto es altamente benéfico y necesario para la vida en el planeta. Al  ciclo en el que participa el CO2 se le llama Ciclo del Carbono.

Una mujer trabajando en un vertedero. Foto: ONG Musol.

No obstante, la concentración de CO2 en la atmósfera ha aumentado considerablemente desde la segunda mitad del siglo XX. Después de la Revolución Industrial, este compuesto aumentó su presencia alarmantemente, provocando la concentración de gases de efecto invernadero (GEI) en la atmósfera que como consecuencia están alterando el clima. Estos gases son: vapor de agua, dióxido de carbono CO2, ozono troposférico y metano. Un incremento atribuido, sobre todo, a los automóviles, las fábricas y la extracción del petróleo, por lo que resulta fundamental optar y apostar de forma clara y decidida por nuevas energías alternativas y limpias tanto para la ciudadanía como para las empresas.

No hace falta más que mirar a nuestro alrededor para darnos cuenta de los efectos nocivos de este calentamiento global. Pero muchos otros están ahí, algo más ocultos tanto en el tiempo como en el espacio. Están en el derretimiento de los polos, en el previsible aumento del nivel del mar que afectará a zonas bajas de todo el planeta, en el incremento e intensidad de huracanes, tormentas tropicales, sequías, inundaciones y hasta terremotos cuya tendencia al alza ya se está registrando en las últimas décadas.

¿Podemos pararlo?, ¿estamos a tiempo? Puede que sí, ahí están los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y protocolos como el Acuerdo de París, pero si cada persona no pone de su parte, si no remamos, juntos, hacia ese objetivo común de frenar el calentamiento global con nuestras acciones cotidianas, pero también exigiendo acciones mayores a grandes empresas, trasnacionales, gobiernos e instituciones supranacionales, no servirá de nada.

 

 

 

 

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