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Frenar el cambio climático es sinónimo de salvar (muchas) vidas

Por: María Palau. Fotografías: Alberto Pla y Vincent Tremeau.

Desde la más absoluta ignorancia, tendemos a simplificar el cambio climático a un ya redundante enunciado: como consecuencia de las emisiones de CO2 incrementan los gases de efecto invernadero (GEI) y el planeta se calienta. Hasta cierto punto esta afirmación es cierta. La temperatura media mundial aumentó 0,85°C entre 1880 y 2012, según el Quinto Informe de Evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de la ONU (IPCC, por sus siglas en inglés). Pero, sería absurdo repetir lo que hace mucho tiempo que sabemos y que, desde la brillante burbuja de falsa sabiduría que nos envuelve a aquellos que nos hacemos llamar “países desarrollados”, nos empeñamos en pregonar como una verdad universal.

Hoy, Día Internacional contra el Cambio Climático, nosotros queremos ir un poquito más allá y recordar que, aunque es cierto que los efectos del calentamiento global pueden ser devastadores para el medio ambiente, las principales secuelas del cambio climático tienen nombres y apellidos. Nombres y apellidos de miles, incluso millones, de personas que ven como sus ingresos económicos desaparecen y se sumen en una pobreza casi irremediable.

Una joven de la comunidad de Gimbichu teje con paja un recipiente. Fotografía: Alberto Pla

Miles, incluso millones, de personas que son forzadas a abandonar sus hogares porque no tienen qué llevarse a la boca después de que una fuerte sequía arrasara con la cosecha anual o porque alguna multinacional (sí, de “países desarrollados”) decidió explotar las materias primas de la zona en la que vivían. Miles, incluso millones, de personas que observan asustadas como la pobreza y la hambruna derivan en un contexto de tensión y violencia que puede desencadenar un conflicto de mayores dimensiones.

Miles, millones, de personas cuyos nombres y apellidos se evaporaron con el cambio climático porque, para ellos, la consecuencia última fue la muerte.

Nombres y apellidos del cambio climático

Por si no se fían, les damos algunos nombres y apellidos. Abdul, Rahima y sus hijos, Arafat y el bebé Ayaz, sufrieron las amenazas del monzón en el campamento de refugiados rohingyas de Cox’s Bazar (Bangladesh) donde malvivían desde que en 2017 se vieron obligados a abandonar su casa en Buthidaung (Myanmar) y huir de la violencia.

Abul Kalam con sus hijos Mohammad Arafat y Mohammad Ayaz en el Campamento 1 Oeste, Kutupalong, Cox’s Bazar, Bangladesh. © ACNUR/Vincent Tremeau
El voluntario rohingya Mohammed Halim, habla con Nessar Ahmed en el campo 21, Teknaf, Bangladesh. © ACNUR / Vincent Tremeau.

Shalle Hassan Abdirahman y Barwako Noor Abdi son solo dos de las muchas personas que llegan al centro de recepción de ACNUR en Dollo Ado (Etiopía) desde Somalia; la sequía y las extorsiones del grupo yihadista Al-Shabbaab imposibilitan el cultivo de la tierra y el cuidado de los animales.

Hawali Oumar huyó de Nigeria con su familia después de que integrantes de Boko Haram asesinaran a su padre e incendiaran su vecindario; ahora debe enfrentarse a diario con las plantas invasoras que asedian el Lago Chad (Chad), fuente de alimentos para este pescador, así como con la desertificación, deforestación y sequía que amenazan la zona.

Unas mujeres secan ropa al sol en el altiplano etíope. Fotografía: Alberto Pla

Podríamos seguir, pero nos conformaremos con aportar algunos hechos que, muy probablemente, los medios de comunicación de los “países desarrollados” se afanaron en silenciar. Sin embargo, la Plataforma sobre Desplazamiento por Desastres (PDD) en su informe Una iniciativa liderada por los Estados con miras a brindar una mejor protección para las personas desplazadas a través de fronteras en el contexto de desastres y cambio climático dejó constancia de algunos de ellos. Entre enero y junio de 2019, se produjeron inundaciones en la cuenca del Amazonas y del Río de la Plata que provocaron 400.000 desplazamientos en Argentina, Bolivia, Brasil y Uruguay. En mayo de ese mismo año, más de 3,4 millones de personas abandonaron India y Bangladesh a causa del ciclón Fani. En marzo, el ciclón Idai desplazó a 617.000 personas en Mozambique, Malawi, Zimbaue y Madagascar. Entre enero y junio, 72.000 personas abandonaron Somalia por una sequía que afecta al país desde 2015.

Cifras para comprender la magnitud del problema del cambio climático

Por si todavía tienen alguna duda, les dejamos algunos datos que pueden ayudar a esclarecer las dimensiones del cambio climático. El Centro de Monitoreo de Desplazamiento Interno (IDMC) en el Informe mundial sobre desplazamiento interno 2019 cifra en 23,9 millones de desplazamientos internos relacionados con el clima. Entre ellos, 10 millones por inundaciones o 13 millones por tormentas.

Dos hermanos en el vertedero de Cobán donde muchas familias trabajan para subsitir. Fotografía: Alberto Pla

Según el estudio El costo humano de los desastres: una visión general de los últimos 20 años (2000-2019) de la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres, se registraron 7.348 grandes desastres que acabaron con 1,23 millones de vidas y afectaron a 4.200 millones de personas. En los últimos 20 años, los desastres derivados del clima, provocados en su mayoría por el cambio climático incrementaron sobremanera. De esos 7.348 desastres, 6.681 tenían alguna relación con el clima.

Manos Unidas aporta tres datos demoledores. El 85% de las personas que sufren pobreza extrema dependen de los ecosistemas en los que viven para alimentarse y sobrevivir. El cambio climático amenaza con destruir estos ecosistemas; tanto es así que, en 2018, los desastres climáticos y naturales condujeron a 29 millones personas a la inseguridad alimentaria. Y el último: cada día mueren 18.000 personas por causas relacionadas con la contaminación atmosférica. Poco más podemos añadir nosotros.

Iniciativas contra el cambio climático

Cerrar basurales para limpiar el aire

Durante cinco décadas, Estructural, el basurero a cielo abierto más grande de América Latina y el Caribe situado en Brasilia (Brasil), recibía más de 2.700 toneladas métricas de basura. Estos residuos nunca se separaron e incluso a menudo fueron quemados, provocando que una gran cantidad de gases tóxicos contaminaran el aire y el agua de los alrededores del vertedero. Como consecuencia, la salud de la población cercana empeoró, sobre todo de los 2.500 trabajadores informales que se sustentaban a base del dinero que conseguían revendiendo residuos del vertedero.

 

En 2018, como parte de un programa de la ONU, destinado a cerrar basurales para limpiar el aire en América Latina y el Caribe Estructural fue clausurado. Según los cálculos del programa, así se eliminará al menos el 70% de las 1,4 millones de toneladas métricas equivalentes de dióxido de carbono que el vertedero habría estado produciendo hasta 2050. Además, se evitará sumar nuevas víctimas a las 330.000 muertes prematuras que cada año suceden en América Latina como consecuencia de la mala calidad del aire.

Campamento 1 oeste, refugio ante el monzón

¿Recuerdan a Abdul, Rahima y sus hijos? Los refugiados rohingyas que tuvieron que abandonar el campo de Cox’s Bazar porque se vieron amenazados por el monzón. Ellos son una de las miles de familias rohingyas que han recibido la ayuda de ACNURpara combatir los destrozos provocados por las lluvias y los vientos monzónicos.

Los refugiados rohingyas que tuvieron que abandonar el campo de Cox’s Bazar porque se vieron amenazados por el monzón
Abul Kalam con sus hijos Mohammad Arafat y Mohammad Ayaz en el Campamento 1 Oeste, Kutupalong, Cox’s Bazar, Bangladesh. © ACNUR/Vincent Tremeau.

La Agencia de la ONU para los Refugiados reemplazó o reparó más de 91.000 alojamientos, construyó 27 kilómetros de caminos y calles, 78 kilómetros de drenaje, 59 kilómetros de estructuras de retención, 32 kilómetros de escalones y 4,4 kilómetros de puentes iluminados por farolas. También se encargó de abrir 33 centros de salud y 25 centros de nutrición, y entregó más de 88.000 kits de albergue premonzón a grupos de refugiados especialmente vulnerables.

Abdul, Rahima, Arafat y el bebé Ayaz viven ahora en el campamento 1 oeste de Kutupalong (Cox’s Bazar, Bagladesh). Al menos, han conseguido protegerse del monzón.

Quien más sufre el maltrato al planeta no eres tú

Manos Unidas iniciaba el pasado mes de febrero la campaña de concienciación Quien más sufre el maltrato al planeta no eres tú con el fin de denunciar las consecuencias que el deterioro medioambiental tiene sobre millones de personas. La crisis climática afecta a 821 millones de personas castigadas por el hambre o a más de 1.000 millones de personas que viven en la pobreza.

“El hambre y la pobreza son dos realidades muy relacionadas con los daños medioambientales”, criticaban desde la ONG, y señalaban el agotamiento de recursos, la destrucción de ecosistemas, las inundaciones y las sequías extremas, la desertización y la deforestación como las graves huellas del cambio climático.

Manifiesto por el la nueva Ley de Cambio Climático

Más de 400 personas del área de la investigación y la ciencia, junto a algunos de los principales grupos ecologistas como Amigos de la Tierra, Ecologistas en Acción, Greenpeace, o WWF, han firmado un manifiesto para exigir que la futura ley reconozca la existencia de un comité científico independiente que evalúe la futura política de cambio climático en España. “Más ciencia, urgencia y ambición en la Ley de Cambio Climático y Transición Energética”, reclaman.

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