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«Hay que pensar que vivimos en un mundo global y que todos estamos interconectados»

Por Gerard Sánchez y Alberto Pla | Fotografías: Íñigo Sola 

El doctor César Carballo, adjunto en urgencias del Hospital Universitario Ramón y Cajal y vicepresidente de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (Semes) de Madrid es, probablemente, la cara más mediática del coronavirus en primera línea de batalla. Un profesional muy crítico con la gestión y claro a la hora de expresar sus opiniones. Sus apariciones en La estirpe de los libres ,—el programa de Iker Giménez en su versión de Youtube— lo expuso frente a decenas de miles de personas agradando por su honestidad a la hora de hablar de la pandemia. La popularidad que acaparó con Iker le llevó a aparecer en numerosas ocasiones en La Sexta Noche en prime time, donde continúa también con debates junto con otros profesionales de la salud. Además, Carballo ha abierto HEALZID junto con otros profesionales, una plataforma para atender cualquier consulta que tenga la ciudadanía sobre el virus. Pero si algo nos ha cautivado de este doctor es su capacidad de hablar del COVID-19 desde su lado más humano y social. Hablando incluso de los problemas que genera más allá de la frontera de la salud.

Nos citamos con él en Madrid en la fase 1 de desescalada a las once de la mañana frente a la famosa escultura de Santiago Ramón y Cajal, una gran cabeza esculpida en piedra caliza blanca, obra del escultor Eduardo Carretero. Las sensaciones al acercarse a un centro hospitalario son todavía de inseguridad y cierto miedo, sin embargo, pronto cambian con encontrarse con el doctor que acude a la cita con un divertido gorro de trenes y un llamativo estetoscopio con manguera amarilla. Un atuendo que contrasta con la imagen de un doctor convencional. Mascarilla en mano atiende paciente a la sesión de fotografías que le sugiere nuestro compañero en Madrid Íñigo Sola. Ni un pero, siempre sonriente, posa frente al que es también centro de referencia para las urgencias tanto médicas como quirúrgicas del Congreso de los Diputados.

Tras acabar la sesión podemos hablar y reflexionar sobre el virus, la pandemia y, sobre todo, sobre el lado más social.

En 2017, cuando era jefe del servicio de urgencias del Hospital La Paz de Madrid, ya avisaba de que no estábamos preparados para una posible pandemia que ya alertaba la OMS que se podría producir. Resulta espeluznante ver documentos como la diapositiva que usted ya mostraba en 2017 en la que decía que es inevitable que haya una pandemia mundial, hablaba del contacto animal-hombre, de la presión demográfica, de las costumbres ancestrales que perviven en muchos lugares y auguraba que solo faltaba que la letalidad del virus disminuyera y posibilitara el desplazamiento del huésped. Y todo eso es, justamente, lo que ha ocurrido…

La OMS lo había avisado. Ya había un reservorio de aves ilimitado, se había dado la transmisión de animal a humano y de humano a humano. Todo lo que se podía dar ya se había dado, pero solo faltaba que la virulencia del virus permitiera al paciente desplazarse y transmitir la enfermedad. El SARS1, era muy virulento, el paciente ingresaba, pero solo era transmisible cuando la clínica ya había empezado. Era, por tanto, más fácil de parar. Ahora, en cambio, hay mucha gente asintomática, se transmite antes de empezar la fase clínica, es como una pandemia perfecta. Es lo que avisaba la OMS, yo lo indicaba en esa ponencia. Hablaba del ébola, de cómo nos estábamos preparando para él en el hospital. Estábamos preparados para algo como eso, pero no para una gran pandemia. Avisaba de que había que prepararse, destinar espacios, personal, docencia e investigación.

«El SARS1, era muy virulento, el paciente ingresaba, pero solo era transmisible cuando la clínica ya había empezado. Era, por tanto, más fácil de parar. Ahora, en cambio, hay mucha gente asintomática»

Solo faltaba que ocurriese, pero no se hizo caso, porque no se piensa hasta que no llegan las cosas. En este país invertir en algo que es posible que no pase no se suele hacer. Se habla de gasto en salud, pero no se habla de inversión. Esto nos tiene que hacer cambiar el chip es hablar de inversiones, para no perder los miles de millones que vamos a perder y también las miles de vidas.

Fernando Valladares, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, en una entrevista en El Confidencial afirmó que “»La vacuna del coronavirus ya la teníamos, y nos la hemos cargado» aludiendo al ecosistema como barrera. ¿Puede que la destrucción del ecosistema sea clave en un proceso de contagio por zoonosis?, ¿De seguir destruyendo el ecosistema, la fauna, animales, etc., podrá repetirse el escenario con mayor facilidad?

El algo que se viene repitiendo cada cinco años, más o menos, pero no ha sido tan espectacular. Tuvimos el MERS-CoV, la gripe porcina, el SARS, efectivamente cada vez la sociedad presiona más social y demográficamente y virus que eran desconocidos, ahora nos tenemos que preparar contra ellos. Hay más coronavirus, no solo este.. Efectivamente, hay que estar preparados para la próxima que vendrá seguro, aunque nos tachen de agoreros, o nos preparamos o nos pillará en bragas.

También es un problema político. El que entra no quiere saber nada que sea más allá de dentro de cuatro o cinco años. No se piensa en invertir en algo que los resultados se verán dentro de tanto tiempo. Es el cortoplacismo que sufrimos en esta sociedad. Si quieres tener I+D tienes que regarla. Poner ahora dos millones de euros, y luego olvidarse no sirve. No funciona así. El I+D en España se ha abandonado desde 2008. Se vio como algo secundario, cuando era lo que podríamos haber potenciado, es lo que nos puede dar frutos, no en un año o dos sino en cuatro o cinco años o más. Pero el político no entiende que tenga que invertir un dinero que dará sus frutos en cuatro o cinco años y volvemos a lo mismo.

«También es un problema político. El que entra no quiere saber nada que sea más allá de dentro de cuatro o cinco años»

El doctor César Carballo en el hospital Ramón y Cajal. Fotografía de Íñigo Sola para Agencia Alberto Pla

Parece que ha quedado claro que, en un mundo global como el nuestro, de poco sirve tener un sistema sanitario fuerte si estamos expuestos a las consecuencias de lo que ocurra en otros donde no lo sea tanto. De hecho, el efecto mariposa es más potente que nunca. Por tanto, reforzar la cooperación hacia esos países también debería ser prioritario, ¿no?

Exacto. Alguien estornuda en China y mira lo que ha pasado. Cuando mayor sea la fortaleza y mejor sea el sistema podremos afrontar mejor lo que nos venga. El problema es que nuestros sistema de salud estaba como estaba, cogido con pinzas en muchas cosas. Entonces, pides al reactor más potencia y no la tiene. En Urgencias estamos al límite. Siempre vivimos al límite y cuando se nos pide algo más no podemos recuperarnos. Tuvimos la gripe, luego el Covid-19 y ahora entramos en verano. Yo siempre he defendido que en el Servicio Urgencias debe poderse vivir, crecer y envejecer, pero esto me valió un despido en La Paz, por tener esa filosofía. Los servicios de Urgencias deben tener descanso, un sueldo digno, porque se enfrentan a cosas que no son normales. Entras en una habitación con una persona que no solo te puede matar a ti sino a tu familia y eso hay que pagarlo.

Esa gente se tiene que entrenar. Hay que formarse, hacer simulaciones, investigación, eso hay que pagarlo y sino se hace, pasa lo que nos pasa, que el 40 o 50% de los médicos de urgencias está infectado o nunca se había puesto o quitado un epi. Hay que acabar con eso, para evitar también que nuestros médicos se vayan, pues hay gente muy válida.

Todo lo que pronostiqué entonces ha pasado. Se ha visto que nos faltaban espacios, personal, formación, gracias a que en nuestro hospital contratamos a 12 adjuntos poco antes de la pandemia la pasamos mejor que como la habríamos podido haber pasado. Pero esto nos va a volver a pasar, sino inviertes en un servicio solo tendrá gente que vaya y venga, no una plantilla fija, estable, bien cuidada y con los descansos reglados.

Hacer cinco guardias a la semana de 24 horas es muy duro. Lo puedes hacer con 30 años, pero con 50 cuesta. Es muy duro y por eso digo que hay que invertir, hacer un convenio laboral diferente, un servicio de Urgencias diferente, pero todo eso tampoco se ve. Por tanto, creo que volveremos a las mismas.

Por otra parte, la fuerza de la cadena es la de su eslabón más débil. Por tanto, lo que ocurra en otros países nos afecta directamente. También aquí tenemos gente haciendo cola en los comedores sociales así que más vale que hagamos una ayuda social fuerte porque sino vamos a tener un gran problema. Tras la crisis de 2008, los países que mejor salieron fueron los que ayudaron a los estratos sociales más débiles. Apoyar a la gente que lo va a pasar más mal en esta crisis nos ayudará a todos.

«Tras la crisis de 2008, los países que mejor salieron fueron los que ayudaron a los estratos sociales más débiles. Apoyar a la gente que lo va a pasar más mal en esta crisis nos ayudará a todos»

En la misma línea, ¿se debería avanzar en mejorar la compartición de datos a nivel global y sobre todo europeo e incluso nacional donde en un país como España dependen de cada autonomía?

Claro, aplicarlo a todos los niveles. Hay que tener mayor cooperación internacional para que los países menos desarrollados tengan acceso al sistema sanitario básico para que se contengan mejor y se detecten posibles crisis. Aquí lo mismo, las comunidades tienen transferidas las competencias y eso en esta crisis nos ha lastrado un poco. Hay mucha rigidez en las competencias autonómicas y del estado. Los americanos son autocríticos y la han hecho, han visto que entre el gobierno central y los estados ha habido bastante retraso en ciertas comunicaciones. Tomemos nota de esto. Otra cosa que se ha visto clave es que cada autonomía tiene sistema informático diferente. Esto nos ha lastrado, debemos tener un único sistema informático. Esto nos hubiese servido para tener una base de datos ultrapotente que nos hubiera ayudado mucho. Pero aquí, cada uno tiene su base de datos y hace la guerra por su cuenta, incluso cada hospital, en una misma autonomía, tiene su base de datos y no es esa la idea correcta. Hay que  crear una comunidad global que se compartan los datos y sea abierto. Siempre con un buen sistema de protección de datos, que proteja la privacidad, pero sí debe haber información agregada para que los científicos de datos y clínicos tengamos acceso a esta información.

El doctor César Carballo en el hospital Ramón y Cajal. Fotografía de Íñigo Sola para Agencia Alberto Pla

Después de la experiencia de 1918, de la que parece que aprendimos poco. ¿Aprenderemos algo ahora, cien años después?

Quién invierte dinero en algo que ha pasado en 1918. Uno piensa, esto no me va a pasar a mí, pero ha pasado. Ni este gobierno ni otros pensarían que esto se podía dar. Esas imágenes de  muertos apilados en un pista de hielo era impensable y nos puede volver a pasar. Esto volverá a pasar. Falta autocrítica, ni a nivel autonómico ni central. Las escenas en el Congreso de los Diputados es lamentable. La unión es cero, las ganas de hace autocrítica y crecer son cero, si alguien se aparta del discurso acordado se les desplaza del sillón y así mal vamos. Nadie reconoce que se ha hecho mal ni se reconoce que se puede cambiar.

Hay que hacer crítica del sistema en general. Hay que cambiarlo para que esto no ocurra. Inversión, pensar en el futuro y hacer equipos técnicos ajenos a colores e ideologías que decidan sobre el futuro de la sanidad y de otros sectores. ¿Qué ha pasado con el ministerio de Sanidad?, que parece que es el patito feo. Alguien se pasea por aquí unos años, pero no hay gran pacto y una gran estrategia de Sanidad para los próximos diez años. Ya no somos lo que éramos.  Se decía que el nuestro era el mejor sistema sanitario del mundo, pero ya no lo es. No es de tipo A, sino B y no es de tipo C por los profesionales. Por tanto, ya no es de tipo A y se nos han visto las costuras. Cuando se ha intentado decir que era de tipo A se ha visto que no. Hacen falta, por lo menos, 10 años de buena inversión en  salud para volver a serlo. Es momento de invertir ahora, con una estrategia definida y a largo plazo. Contar con gente con conocimientos que sea capaz de orientar el futuro de nuestro sistema sanitario.

«Se decía que el nuestro era el mejor sistema sanitario del mundo, pero ya no lo es»

Se habla desde diversas fuentes de vacunas posibles, de remedios… pero la OMS advierte de que se tardará alrededor de un año en obtener una que sea efectiva. ¿Son contraproducentes este tipo de mensajes que llevan tal vez a generar esperanza, pero también provocan confusión?

La vacuna hasta el año que viene no la vamos a tener ni deberíamos tenerla. La ciencia está para lo que está y la seguridad para que las cosas se cumplan. No hay que saltarse los pasos porque ahora nos venga bien o las empresas farmacéuticas quieran que las acciones suban. Lo habitual es que una vacuna tarde entre cinco y diez años, igual se pueden saltar algunos pasos pero no tanto como para tenerla en tres meses. Es una locura y sería peligroso porque podría pasar que nos diéramos cuenta de que la vacuna ha matado a más gente que el virus. Hay que ser pacientes e inyectar mucha inversión. Hay una carrera por ser los primeros en tener la vacuna, pero hay que tener los pies en el suelo. Hasta, al menos, el primer o segundo trimestre del año que viene no tendremos una vacuna que sea efectiva y segura.

El doctor César Carballo en el hospital Ramón y Cajal. Fotografía de Íñigo Sola para Agencia Alberto Pla

El pasado 16 de mayo comentó en Twitter que la pobreza es mucho más letal que el COVID. ¿Por qué da la sensación que la sociedad no se conciencia de esta amenaza tanto como el COVID?

La pobreza genera una alta ola de depresión y suicidios. En el 18 se vio, hubo una ola de depresiones que duró casi seis años en Europa. Va a pasar algo parecido. Lo vemos en intervinientes en servicios sanitarios, la tasa de depresión y ansiedad se ha multiplicado por 4. Según un estudio en la revista Emergencias, la tasa de ansiedad entre sanitarios se ha disparado. Va a pasar lo mismo con la población, una vez pase el miedo y entremos en vida normal, la gente se dará cuenta de muchas cosas, de lo que ha perdido, la vida no será igual y eso causará una ola de depresión que durará bastante tiempo. No solo eso, está demostrado que entre  la gente más desfavorecida la causas de mortalidad por muchas causas aumenta, peor alimentación, seguimiento enfermedades, deterioro de higiene empeoran todas las enfermedades y eso es complicado de medir. Estamos trabajando en un simulador que tenga en cuenta el matiz económico para ver la mejor estrategia para ahorrar la mayor parte de morbimortalidad, en unas semanas tendremos resultados palpables.

Por otra parte, hay que seguir trabajando para contar con una vacuna segura con una alta tasa de inmunidad para que la gente esté segura tras ponérsela. Si no tenemos todas las patas, mal asunto. Hay que ser pacientes. Yo confío mucho en el grupo español, van a desarrollar una vacuna muy segura y con una tasa de seroconversión muy alta.

¿Alguna anécdota que le llame a la esperanza y al positivismo?

Yo soy optimista. Espero que el ser humano cambie con esto. Solo hay que ver el bien que le ha hecho al planeta la parada de dos o tres meses. Hace pensar que efectivamente el daño al planeta hay que revertirlo. Las emisiones, cuando se ha frenado la actividad, se ha visto su reducción. Hay que pensar que vivimos en un mundo global y que todos estamos interconectados. Espero que nos sirva para unirnos como raza y como especie y que después del Covid-19 se vea un poco la globalidad a nivel mundial de otra manera.

«Hay que pensar que vivimos en un mundo global y que todos estamos interconectados»

¿Una globalidad más humana?

Esto nos ha pasado a nivel global. Es una de las pocas cosas, salvo la contaminación o la emisión de gases invernadero, que es así. Nunca habíamos vivido un evento global ligado a la extinción, este ha sido uno de ellos, pero podría haber sido bastante más letal si hubiese afectado, por ejemplo, a los niños. Podríamos estar hablando de que la sociedad podría haber desaparecido como la conocemos. Es un toque de atención. Ha habido miles de muertes en todo el mundo, nos ha afectado a todos los países. Nos tiene que hacer ver que el mundo es global, lo que le pase a uno nos  pasa a todos. Una pandemia de ébola en un río de Guinea puede llegar a afectar a un gran empresario de Wall Streat. El mundo está globalizado y, por tanto, hay que mejorar las condiciones de vida de todo el mundo. Hay incluso líderes políticos que, tras haberse visto afectados, luego pensaban de otra manera. No hay libre de ser afectado y esto nos tiene que dar una lección de humildad, estamos aquí, pero mañana podríamos faltar y el planeta seguiría girando.

«Podríamos estar hablando de que la sociedad podría haber desaparecido como la conocemos. Es un toque de atención»

“Dejaréis de ser héroes cuando la gente no tenga miedo… Dejaréis de ser héroes cuando a los políticos les interese.. Ahora sois carne de cañón, por eso os llaman héroes». ¿Comparte esta frase de la película Senderos de Gloria de Stanley Kubrik?

Totalmente, la estamos viviendo. La vamos a ver bastante más en los próximos meses. Se aplaudió y tal, se ha agradecido, pero sabemos lo que pasa; pasas de héroe a villano y al revés en corto espacio de tiempo. Aún así, algo va a quedar, de respeto, de saber lo que ha pasado y quién ha sacado la cara. Algo le va a quedar a la gente, eso espero. Yo soy optimista, pero vamos a ver.

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