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Los retos de la cooperación internacional para 2023

Por: Gerard S. Ferrando

El año 2022, que acaba de finalizar, ha venido marcado por varios acontecimientos, nacionales e internacionales, que han puesto de manifiesto la relevancia de profundizar en la cooperación internacional y en los valores y necesidades que esta significa.

En el plano internacional, los coletazos de la pandemia de la Covid-19, en un mundo donde, a pesar de las declaraciones de intenciones, las vacunas siguen sin llegar por igual a todo el mundo, con las consecuencias que ello acarrea.

Un escenario delicado y frágil que se ha visto recrudecido por la guerra de Ucrania, que estalló el 24 de febrero de 2022 y que continúa vigente, con trágicas consecuencias no solo en este país, sino en Europa y en el mundo. La crisis alimentaria y humanitaria que ha ocasionado, impulsando también la subida de los precios de todo tipo de productos, ha afectado, todavía más si cabe, las débiles economías domésticas y de gran cantidad de países.

Un 2022 que, en un plano más positivo, ha estado marcado con la aprobación en el Congreso, en el mes de noviembre, por 201 votos a favor, 52 en contra y 94 abstenciones, de la Ley de Cooperación para el Desarrollo Sostenible y la Solidaridad Global.

Votación Ley cooperación en el Congreso.

Esta iniciativa gubernamental promueve «una reforma profunda y amplia de la cooperación española para el desarrollo sostenible, conforme con los principios de buena regulación, de necesidad, eficacia, proporcionalidad, seguridad jurídica, y transparencia, que se inspira en los valores de solidaridad de la sociedad española; de responsabilidad de España en tanto que actor en el ámbito internacional y de cooperación ante los grandes desafíos que afronta el mundo».  

Desde la Coordinadora valenciana de ONGD destacan «por un lado: el enfoque: una ley adaptada a los tiempos, articulada con la Agenda 2030, con vocación transformadora y enfoque feminista, integrando los desafíos ambientales y de desigualdad económica y de género. Por otro, el presupuestario: se dictamina que alcanzaremos el 0,7% antes de terminar la década y que el incremento será progresivo con compromisos plurianuales reflejados en los Planes Directores; además de incluir compromisos específicos para la Acción Humanitaria (10% de la AOD) o para la Educación para la Ciudadanía Global (a ser concretado en el Plan Director). En tercer lugar, porque apunta las reformas institucionales y reglamentarias que permitan a todos los actores de la cooperación ser más eficientes y eficaces como: la reforma de la AECID, el estatuto de la persona cooperante, el Consejo Superior de Cooperación, el real decreto de subvenciones o los instrumentos de cooperación financiera (FEDES)».

2022 ha sido también el año de la aprobación de los primeros Presupuestos Generales del Estado para 2023 que marcan un cambio de tendencia en la tan castigada Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD). En ellos se refuerza el presupuesto de la AECID y del Ministerio de Asuntos Exteriores en cooperación internacional.

Desde la coordinadora destacan también que «necesitamos desarrollar en los próximos meses la reforma ambiciosa que proclama la Ley. También que con la reforma de la AECID salga fortalecida en recursos humanos, técnicos y económicos, convirtiéndose en pilar básico del nuevo sistema de cooperación, en sintonía con el expertise de actores como las ONGD. Así como un VI Plan Director a la altura y que introduzca por fin una planificación presupuestaria plurianual».

El pasado noviembre se aprobó en la COP27 la creación de un fondo para paliar los daños y pérdidas causadas por el cambio climático en el Sur global.

Otro hito de 2022 en cuanto a la defensa de los derechos humanos se refiere fue la aprobación de la Nueva Ley de Extranjería.  Esta contó con novedades como la nueva figura de arraigo por formación, que permitirá acceder al mercado laboral a los estudiantes extranjeros en España. Así como la eliminación de muchas de las trabas que existían para que los migrantes trabajaran por cuenta propia como autónomos.

Un año intenso de elecciones

Otro reto de 2023 vendrá marcado por las elecciones locales, autonómicas, y estatales. La voz de la cooperación internacional tiene que estar en estos procesos electorales, así como en los diferentes gobiernos que se conformen tras ellas. Porque el compromiso político es fundamental para construir sociedades más justas y humanas no solo dentro de nuestras fronteras, sino más allá de ellas.

Parar la guerra de Ucrania

El conflicto en Ucrania ha desplazado a más 7.800.000 personas, según datos de Naciones Unidas. Una guerra que nunca tendría que haber estallado y que hay que conseguir detener lo antes posible. Sus consecuencias las conocemos bien todos y las han vivido de primera mano organizaciones como Juntos por la Vida, que ha estado ayudando a sus víctimas desde el inicio, al igual que lo han hecho otras como Farmamundi.

Frenar las hambrunas

En el cuerno de África, 20 millones de personas están en riesgo de padecer hambre extrema. El 90% del ganado ha muerto por falta de agua y alimento, dejando a las familias sin su principal fuente de ingresos. La subida de precios está agravando aún más las consecuencias de una crisis de proporciones descomunales. Una hambruna que está directamente relacionada con la guerra de Ucrania y la crisis de suministros alimentarios, unida al incremento de precios.

Aumentar el presupuesto en Ayuda Humanitaria

En 2023 también será vital aumentar los fondos europeos para ayuda humanitaria con los que hacer frente a crisis prolongadas como Haití, Colombia, Etiopía o Afganistán. A mediados de 2022, el número de personas que necesitaba ayuda humanitaria superó los 306,8 millones, 32 millones más que en diciembre de 2021.

 

 

 

 

 

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