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Hoy, Día de los Derechos Humanos, o de la ausencia de ellos en muchos lugares

Fotografías y texto: Alberto Pla 

Tal día como hoy en 1948 se firmó la Declaración de los Derechos Humanos por la Asamblea General de las Naciones Unidas. Ninguno de los 56 miembros de las Naciones Unidas votó en contra del texto, aunque Arabia Saudí, Bielorrusia, Checoslovaquia, Polonia, Sudáfrica, Ucrania, Unión Soviética y Yugoslavia se abstuvieron. Honduras y Yemen se ausentaron.

En la fotografía de portada, Eleanor Roosevelt (esposa del ex presidente estadounidense Franklin D. Roosevelt) sostiene el documento impreso. Eleanor fue escritora, activista y política, además de la delegada de los Estados Unidos en la Asamblea General de las Naciones Unidas de 1945 a 1952. Harry S. Truman, posteriormente, la llamó la «Primera Dama del Mundo» por sus avances en materia de derechos humanos.

La declaración es un documento histórico que proclama los derechos fundamentales que corresponden a toda persona como ser humano, independientemente de su raza, color, religión, sexo, idioma, opinión política o de otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición. La declaración, por cierto, está disponible en más de 500 lenguas y es el documento que más se ha traducido en todo el mundo.

Niños de la Escuela guardería internacional de las Naciones Unidas miran un póster de la Declaración Universal de Derechos Humanos. (© Archivo de Historia Universal/Getty Images)
Niños de la Escuela guardería internacional de las Naciones Unidas miran un póster de la Declaración Universal de Derechos Humanos. (© Archivo de Historia Universal/Getty Images)

Después de 72 años de la firma, se han realizado grandes esfuerzos por la igualdad de derechos y libertades de las personas que habitamos el planeta. Sin embargo, todavía queda mucho por hacer teniendo en cuenta que el 10% de la población mundial, 736 millones de personas sobreviven en situación de extrema pobreza con menos de 1,90 dólares. Un dato estremecedor que atenta, directamente, contra el artículo 26 de la carta.

Objetivos de Desarrollo Sostenible

Unos de las guías que marcan el camino para el cumplimiento de la declaración son los famosos ODS que sustituyeron a los antiguos Objetivos del Mileno (ODM) y que el pasado mes de septiembre cumplieron cinco años desde su firma. España y todos los países miembros de las Naciones Unidas participaron en su desarrollo. De hecho, fue de unos de los temas que tratamos en el primer encuentro que organizamos sobre cooperación valenciana.

La cooperación española —a través de su sistema descentralizado de cooperación— trata de adecuar los ODS en sus proyectos de cooperación en territorio nacional e internacional: la educación, la igualdad de género o la lucha contra la pobreza son sólo algunos de los 17 retos que marca la Agenda conformada, además, por 269 metas.

Mientras que los ODS tratan de generar un mundo más equitativo, los derechos de cientos de miles de personas son vulnerados ante la ineficiencia, en algunos casos, de las Naciones Unidas. En algunos casos la organización falla a favor de poblaciones que sufren la violación de sus derechos aunque, a título práctico, no genera una solución real, como es en el caso del Sáhara Occidental.

El Sáhara Occidental. Violación de derechos a diario

La población saharaui es uno de los pueblos que más sufren la violación de los Derechos Humanos de forma constante. Un conflicto en el que Marruecos y España fueron y son especialmente protagonistas y que tal día como hoy conviene recordar.

Panorámica del campamento de Smara. Entre los cinco campamentos se estima que hay unas 200.000 personas refugiadas. Fotografía: Alberto Pla
Panorámica del campamento de Smara. Entre los cinco campamentos se estima que hay unas 200.000 personas refugiadas. Fotografía: Alberto Pla   

La historia puede comenzar en 1885, con la construcción de Villa Cisneros y el establecimiento de factorías en Río de Oro y Cabo Blanco después de reclamar la región situada entre el cabo Bojador y el cabo Blanco un año antes, durante la conferencia de Berlín.

Saguía el Hamra («la acequia roja» en lengua árabe), fue, con Río de Oro, uno de los dos territorios que formaban la antigua provincia española (siendo colonia antes de 1969) del Sahara español. Aunque, realmente, los problemas comenzarían cuando en 1949, Manuel Alía Medina, un geólogo español, descubre en Bucraa los yacimientos de fosfatos más grandes del mundo.

Una trabajadora de la Media Luna Roja frente al los almacenes del Programa Mundial de Alimentos en los campamentos saharauis. Fotografía: Alberto Pla
Una trabajadora de la Media Luna Roja frente al los almacenes del Programa Mundial de Alimentos en los campamentos saharauis. Fotografía: Alberto Pla

Los almacenes del Programa Mundial de Alimentos en los campamentos saharauis vacíos de comida fresca. Fotografía: Alberto Pla
Los almacenes del Programa Mundial de Alimentos en los campamentos saharauis vacíos de comida fresca. Fotografía: Alberto Pla

A comienzos de la década de 1970, ante los deseos de Marruecos y Mauritania de anexionarse el territorio, el gobierno español empezó a considerar la posibilidad de la independencia redactando un borrador de estatuto de autonomía. De hecho, España comunicó a la ONU la intención de celebrar un referéndum de autodeterminación en 1975, quien así lo dispuso en su resolución 3458 B del 10 de diciembre del mismo año.

España comunicó a la ONU la intención de celebrar un referéndum de autodeterminación en 1975

EE. UU., entonces, no quería dejar en manos de España el territorio del Sáhara rico en fosfatos, hierro, petróleo y gas, supuestamente, por estar ligado a la dictadura de Franco. Por ello dio luz verde a un proyecto estratégico secreto de la CIA, y financiado por Arabia Saudí, para arrebatar la provincia del Sahara español a España.

La población saharaui vive actualmente sin prácticamente acceso a la salud. La falta de aparatología y medicamentos es evidente en sus precarios centros de salud. Fotografía: Alberto Pla
La población saharaui vive actualmente sin prácticamente acceso a la salud. La falta de aparatología y medicamentos es evidente en sus precarios centros de salud. Fotografía: Alberto Pla

 

Los saharauis apenas tienen acceso a la salud en centros con escasa aparatología y condiciones muy precarias. Fotografía: Alberto Pla
Los saharauis apenas tienen acceso a la salud en centros con escasa aparatología y condiciones muy precarias. Fotografía: Alberto Pla

El 21 de octubre, Juan Carlos I, entonces príncipe de España, se negó a aceptar la jefatura en España con carácter interino, pues buscaba actuar en el Sáhara Occidental con total control algo que consiguió poco tiempo después. Con riesgo de una guerra entre España y Marruecos, Juan Carlos I pidió ayuda de Henry Kissinger, el secretario de estado estadounidense, y este aceptó la mediación solicitada por el rey, intercediendo ante Hasán II Marruecos. Poco después se firmaría un pacto secreto por el que Juan Carlos se comprometía a entregar el Sahara español a Marruecos a cambio del total apoyo político estadounidense en su gobierno como rey de España.

España firmaría un pacto secreto por el que Juan Carlos se comprometía a entregar el Sahara español a Marruecos a cambio del total apoyo político estadounidense en su gobierno como rey de España.

Al margen de ese pacto, España ofrecía una visión muy diferente a las Naciones Unidas en relación a los planes que estaba desarrollando. En un artículo de  Antonio Marín Rodríguez con fecha del 18 de octubre de 1975, se puede leer «El Wall Street Jounrnal dice: las reivindicaciones políticas sobre el Sáhara español presentadas por dos naciones (Marruecos y Mauritania) han sido rechazadas por la Corte Internacional de Justicia… España ya ha anunciado su disposición a retirarse del territorio tan pronto se celebre un referéndum, y  hace unos días, una Misión visitadora de la ONU se expresó en favor de esa consulta».

Los almacenes del Programa Mundial de Alimentos en los campamentos de refugiados saharauis semivaciós con alimentos de primera necesidad. Fotografía: Alberto Pla
Los almacenes del Programa Mundial de Alimentos en los campamentos de refugiados saharauis semivaciós con alimentos de primera necesidad. Fotografía: Alberto Pla

Sin embargo, el rey Hasán II de Marruecos, no conforme con lo establecido por la ONU, organizó la famosa marcha verde el 16 de octubre de 1975. Mientras tanto, España desarrollaba la conocida como Operación Golondrina, una operación para evacuar a los españoles del territorio —con orden incluso de retirar hasta los cadáveres españoles enterrados con el objetivo de retornarlos al territorio español— que llegó a agrupar hasta 200 000 efectivos ante las amenazas de guerra con Marruecos. Las tropas españolas, que iban abandonando sus puestos en el desierto, fueron a su vez ocupados por las Fuerzas Armadas Reales (FAR) de Marruecos. El 26 de febrero de 1976 un escueto comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores anunciaba: «El Gobierno español ha puesto término definitivamente a la presencia de España en el Sahara Occidental». España abandonaba estos territorios tras 92 años en la zona dejando a su suerte a cientos de miles de saharauis españoles, sin celebrar el prometido referéndum de autodeterminación por el entonces príncipe Juan Carlos I y permitiendo que Marruecos invadiese territorio saharaui contra la defensa del Frente Polisario, que poco pudo hacer para ser invadidos.

Desde entonces (hace 45 años), alrededor de 200 000 personas viven afinadas a su suerte sin electricidad, agua potable, cañerías, derecho a la salud, a una alimentación básica, a una educación de calidad… en cinco campamentos distintos. Personas —muchas de ellas— que mantienen el documento nacional de identidad pero que España les niega su asilo siendo todavía potencia administradora.

La Asociación Saharaui de Víctimas de Minas trata de apoyar a aquellas personas que han sufrido una lesión por un explosivo. Fotografía de Alberto Pla
La Asociación Saharaui de Víctimas de Minas trata de apoyar a aquellas personas que han sufrido una lesión por un explosivo. Fotografía de Alberto Pla

 

La Asociación Saharaui de Víctimas de Minas trata de apoyar a aquellas personas que han sufrido una lesión por un explosivo. Fotografía de Alberto Pla
Detalle en el centro de la Asociación Saharaui de Víctimas de Minas trata de apoyar a aquellas personas que han sufrido una lesión por un explosivo. Fotografía de Alberto Pla

Por su parte, Marruecos, mantiene mano de hierro con aquellos que intentan entrar en territorios ocupados siendo objeto de denuncias por amenazas, torturas y encarcelaciones por supuestos delitos cometidos poro sahararuis. Además, el país oculta lo que sucede entre las fronteras saharuis ocupadas por Marruecos. Unas fronteras que custodian el muro más grande del mundo (2720 km) —solo superado por la Muralla China— que, para hacernos una idea, conectaría las capitales entre Madrid y Berlín. Un muro, además, plagado de minas y artefactos explosivos que se ha llevado la vida de varios personas y mutilado a otros tantos camellos o animales que se han acercado a él.

Durante 72 años se ha avanzado mucho en lo que a Derechos Humanos se refieren. Sin embargo, la historia del Sáhara y su actual situación es el claro ejemplo de que todavía —y en otras muchas partes del mundo que relatamos a diario en nuestros proyectos— se violan con total impunidad. El año pasado lanzamos Atu: El rostro de un pueblo olvidado. Una película documental que narra la historia de, como una niña saharaui, consigue salir de los campamentos gracias a ONGD como MosSolidaria a través de la cooperante Mari Olcina. Muy pronto podrán verla online mientras que ya está disponible el trailer.

Sigamos denunciando y avanzando en derechos para todas y todos para, como es de moda decir ahora, que nadie quede atrás.

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